Washington, 11 oct (EFECOM).- El sindicato UAW advirtió a la dirección del fabricante de componentes del automóvil Delphi que su paciencia se ha acabado y que una huelga sigue siendo posible ante la marcha de las negociaciones entre las dos partes.
El presidente del sindicato del sector del automóvil, Ron Gettelfinger, declaró durante una entrevista publicada hoy por el periódico "Detroit News" que "llega un momento en el que ya no se puede más. Y nosotros ya no podemos más".
Gettelfinger añadió que si Delphi insiste en anular el contrato colectivo en vigor, UAW tomará medidas. "Tenemos todas nuestras opciones encima de la mesa y no hemos retirado ninguna opción", explicó en referencia a una posible huelga.
El paro en las factorías de Delphi podrían producir graves problemas a General Motors, que depende en gran medida de sus productos para montar vehículos.
Informaciones de prensa aparecidas hoy señalan que Delphi está próxima a llegar a un acuerdo con su antigua empresa matriz, General Motors, y otros acreedores para subsidiar los salarios de los trabajadores del fabricante y prolongar los contratos en vigor.
El acuerdo podría ayudar a disipar la amenaza de huelga que pende sobre Delphi que, desde octubre del 2005, se encuentra en suspensión de pagos.
Delphi quiere reducir en un 66 por ciento su plantilla en Estados Unidos, cerrar 21 de las 29 fábricas que tiene en el país y recortar radicalmente los salarios que paga. Alrededor de 14.000 de los 24.000 empleados de Delphi afiliados a UAW han aceptado las bajas incentivadas y jubilaciones anticipadas ofrecidas por la empresa.
Pero Delphi quiere que el contrato colectivo firmado con el sindicato sea anulado por el juez que supervisa la suspensión de pagos del mayor fabricante mundial de componentes para el automóvil.
Gettelfinger señaló durante la entrevista con "Detroit News" que no hay más negociación posible respecto a más reducciones de empleo.
"No hay nada más que negociar", afirmó.
El líder sindical criticó los elevados salarios de los directivos de Delphi a pesar de la crítica situación de la empresa y los sacrificios que piden a los empleados.
"Son retorcidos, astutos, crueles y todo los que les preocupa es lo que puedan obtener para ellos mismos. No son nada más que un grupo de avariciosos glotones sentados en el abrevadero", acusó Gettelfinger. EFECOM
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