
El Gobierno avala las inspecciones a ojo del cerdo ibérico para garantizar la pureza genética de la raza. A finales del año pasado el diputado de Ciudadanos Toni Cantó presentó una pregunta parlamentaria denunciando la existencia de un posible fraude al estar vendiéndose como ibéricos productos que en realidad no lo serían, ya que las inspecciones de los animales eran visuales y no incluían análisis genéticos, algo que según aseguran ahora desde el Ejecutivo no es obligatorio, de acuerdo con la normativa comunitaria.
La nueva reglamentación sectorial obliga a los animales de los que se obtienen productos etiquetados como cien por cien ibéricos a figurar matriculados en el libro genealógico de la raza con su correspondiente parentesco. El problema radica en que para todas aquellas piezas que se venden como 50 o 75% ibérico, las hembras que se utilizan para el cruce con machos de la raza norteamericana duroc solo se pide su registro con un certificado racial tras una valoración visual. Toni Cantó mostró por ello su escepticismo sobre la autenticidad de la pureza racial de miles de hembras registradas como "ibéricas puras" en el Libro Genealógico, que gestiona en exclusiva la Asociación Española de Criadores de Cerdo Ibérico (Aeceriber), al no figurar relacionados ni los parentescos ni el pedigrí genético de las hembras.
En su respuesta, el Gobierno dice ahora que la normativa comunitaria "no obliga en ningún momento a que estos controles deban realizarse mediantes técnicas de genética molecular", insistiendo en que "los marcadores genéticos para garantizar la pureza racial y la filiación de los animales es una herramienta que se está implantando paulatinamente a nivel nacional y afecta a un determinado grupo de animales". El Protocolo de Aeceriber para la calificación de un animal como ibérico establece que cuando una explotación ganadera solicita una certificación, se "designa un técnico calificador que realiza una visita, previamente concertada", para examinar los ejemplares. "El técnico, tras corroborar visualmente el cumplimiento de los estándares determinados en el prototipo racial, extenderá una acta de calificación del animal revisado".
Y sólo si hay discrepancias con el ganadero "podrán tomarse muestras de sangre (...) con objeto de realizar un análisis de pureza racial del ADN ". Tras cumplir este trámite, el animal está en condiciones de ser inscrito como cien por cien ibérico. La Directiva europea define como porcino de raza pura "todo animal de la especie cuyos padres y abuelos estén inscritos o registrados en un libro genealógico de la misma raza y que esté él mismo o bien inscrito o registrado".
En el entorno de Ciudadanos se asegura, por otro lado, que con este nuevo contexto racial, la reglamentación del libro genealógico diseñada por Aeceriber y aprobada por el Ministerio en 2016, "expandirá la contaminación genética entre las nuevas generaciones, al declarar como ibéricos puros a todos aquellos animales de segunda generación, descendientes de hembras reproductoras base (abuelas maternas), que no tenían progenitores conocidos y tampoco fueron sometidas a análisis de su ADN".