
Aumentar la productividad de los empleados y que éstos sean más eficientes en sus horas de trabajo parece una quimera que cada empresa aborda a su manera, con desiguales resultados.
Mientras en España nos encontramos atascados en la batalla de la conciliación de la vida laboral y personal y la racionalización de horarios en busca de ritmos que confluyan con la de nuestros vecinos europeos, he aquí una muestra de las curiosas técnicas que han puesto en marcha empresas de otros países en beneficio de la productividad de sus trabajadores -y de la propia compañía, por tanto-.
La campana de las 09.06 de la mañana
La aparente extravagancia de implantar el horario de entrada al trabajo a las 09.06 de la mañana funciona la perfección a la empresa estadounidense Pivotal Software. Son precisamente los americanos los más innovadores en cuento a técnicas de optimización del trabajo y de motivación de los empleados, por lo que no es extraño que, de vez en cuando, aparezcan nuevos métodos que disparen la originalidad. El director ejecutivo y fundador de la compañía, Rob Mee, explica que seis minutos pasados de las 9 resultan efectivos porque eliminan la entrada genérica de las 9 en punto, que suele ser tomada como referencia flexible -por lo que los trabajadores tienden a retrasar la hora de comienzo- y evitan usar las 09.05 minutos, que era contemplada como una hora demasiado precisa.
La entrada a las 09.06 se ha convertido en un símbolo de Pivotal Software, y en sus 20 oficinas repartidas en todo el mundo se toca una campana a esa hora para convocar a los empleados a una breve reunión para iniciar la jornada.
Desayuno gratis
Un buen desayuno sin coste alguno antes de iniciar el día de trabajo ha resultado ser una medida de los más efectiva en muchas compañías de EEUU. Esta primera comida supone un reclamo para que el empleado se presente a su puesto de trabajo muy puntual, garantiza que comience sus tareas con energía y evita que a las 11 de la mañana tenga hambre y realice paradas para comer algo.
Pamela Yeow, profesora de Dirección de Empresas en la Universidad de Kent, asegura que estos desayunos "garantizan que la gente aparezca en la oficina a su hora". Google o Facebook han ganado mucha fama en lo que respecta a los incentivos que aportan a sus trabajadores, acostumbrados no solo a un desayuno sin coste, sino a tener a su disposición una cafetería con bebidas y todo tipo de comidas gratuitas.
La regla de los 60 metros
Esta regla que tiene mucho que ver con la organización del espacio se le atribuye a Google. Su cofundador, Sergey Brin, dio orden a los arquitectos y diseñadores de las oficinas del buscador de que distribuyeran el lugar de trabajo de modo que ningún empleado estuviera a una distancia mayor de 60 metros de una fuente de comida. Dicho y hecho. Google enseguida pasó a ocupar páginas y titulares acerca de la cantidad -y calidad- de comida gratis que brindaba a sus empleados para que hicieran mejor su trabajo.
Esto se relaciona con la estrategia de crear una oficina en la que los empleados no sintieran necesidad de volver a su casa o de salir para, entre otras cosas, alimentarse. También establece un vínculo de reciprocidad en el que el trabajador percibe esa inversión extra que realiza la compañía en su beneficio y se siente en la obligación de compensarla.
Técnica Pomodoro
Inventada por el italiano Francesco Cirillo, entronca con las últimas tendencias de 'gamificación' laboral, que argumentan que la realización de tareas en forma de juego contribuyen a la mejor disponibilidad de los ejecutores y al aumento de su productividad. En realidad, la técnica Pomodoro se trata de un sistema de gestión del tiempo de trabajo, basándose en el tiempo máximo de atención o de máxima concentración de las personas al realizar una tarea determinada.
Para llevarla a cabo, solo se necesita un reloj corriente, aunque en la actualidad hay muchas aplicaciones y software que incorporan la técnica con 'aderezos' simpáticos para la mayor motivación de los trabajadores. El sistema establece una división de las tareas en 'pomodoros', es decir, períodos de 25 minutos de tiempo tras los que se descansa cinco minutos. Tras elaborar una lista de las tareas pendientes, se pone en marcha el reloj, que va avisando de la finalización de cada 'pomodoro', y el empleado irá marcando las actividades finalizadas de la lista. Cada cuatro o cinco 'pomodoros' se establece un descanso mayor, de 20 a 30 minutos de duración.
La organización en 'pomodoros' permite optimizar la concentración el trabajador, que toma consciencia de apartar o sumar a la lista cualquier otra tarea que se le ocurra y que puede distraerle de la que está realizando en esos 25 minutos. Además, fomenta la motivación de comprobar que el trabajo está siendo realizado y aprenderá a calcular el tiempo necesario -en medida de 'pomodoros'- para completar cada tarea.
Esta técnica se utiliza en muchos tipos de empresas y profesiones, entre gerentes, directivos, programadores, profesores, abogados e incluso escritores.
Como curiosidad, el nombre de este sistema ('pomodoro' significa 'tomate' en italiano) procede de la forma del clásico minutero de cocina, con forma de la hortaliza roja.
Premium Friday o la copa del viernes
En Japón, las largas y estresantes jornadas laborales causan estragos tan graves que van desde distintos tipos de enfermedades hasta la muerte -el concepto 'karoshi' hace referencia a fenecer por exceso de trabajo-. En un intento de rebajar la tensión que provoca la actividad laboral en la encorsetada sociedad japonesa, a principios de este año el Ministerio de Trabajo nipón lanzó la campaña del 'Premium Friday', que urgía a las empresas a que concedieran un viernes al mes para que sus empleados pudieran salir no más tarde de las 15 horas. Keidanren, unos de los mayores lobbys empresariales de Japón, respondió animando a sus compañías filiales a sumarse a esta propuesta, que animaría a su personal con un fin de semana un poco más largo al mes.
Un método similar, aunque yendo más allá, lo aplica la empresa de publicidad británica Albion, cuyo fundador, Jason Goodman, ordena a sus empleados que acaben la actividad el viernes a las 16.30 horas para participar en un improvisado bar montado en la recepción. Cervezas, vinos y cócteles fluyen en la oficina para celebrar la llegada del fin de semana y relajar el ánimo tras la semana. "Siempre hemos pensado que ese pequeño 'extra' muestra a nuestra gente el agradecimiento de la empresa cada día", ha explicado Goodman cuando le preguntan por su original modo de finalizar el viernes.