
La junta de accionistas de la antigua Pescanova, que agrupa a los antiguos accionistas de la pesquera, aprobó ayer con más del 55% de los votos impugnar la ampliación de capital de Nueva Pescanova, la compañía que heredó sus activos y que está controlada de forma mayoritaria por la banca acreedora. Tras esta ampliación la participación de la antigua Pescanova se diluirá desde el 20% actual hasta poco más del 3%.
Broadbill, que adquirió la participación de Damm y cuenta con el 11,56% del capital de la vieja Pescanova, se había aliado con el antiguo presidente de la compañía, Manuel Fernández Sousa, y proponía frenar los litigios en marcha con la banca y aprobar una capitalización de los créditos. Su propuesta, sin embargo, ha sido rechazada de forma mayoritaria por el resto de accionistas, entre los que se encuentran la familia Masaveu, Iberfomento, Luxempart y otros fondos.
Riesgo de liquidación
Para Broadbill, la adhesión a la ampliación era "la mejor opción" para la vieja Pescanova, porque se le ofrecen condiciones más ventajosas que al resto de acreedores y podría aumentar el valor de su participación en la multinacional gallega. Además, ha advertido de que la sociedad de cartera "no tiene recursos" para emprender acciones legales y una sentencia contraria podría acabar en su liquidación.
El consejo de administración de Nueva Pescanova aprobó en enero su plan estratégico hasta 2020, que incluye el canje de créditos por acciones por entre 300 millones y 400 millones de euros. La ampliación se llevará a cabo después de que la empresa haya logrado alcanzar un acuerdo con acreedores titulares de más del 75% de la deuda del grupo -La Caixa, Sabadell, Banco Popular, Abanca, BBVA, Bankia, Ubi, HSBC y SVP- como parte de su plan de reestructuración.