El fabricante de maquinaria agrícola John Deere impone a sus clientes el servicio técnico exclusivo de sus productos gracias al sistema informático que utilizan. Los granjeros de Estados Unidos se rebelan hackeando sus tractores con un software ucraniano para poder mantener y reparar los vehículos sin acudir a un "taller autorizado".
El negocio de John Deere no solo es vender tractores o cosechadoras, también está reparar la maquinaria y su mantenimiento. No hay mejor forma que explotar el servicio al cliente, teniéndolo cautivo. Los propietarios de un tractor John Deere no le queda más remedio que acudir a la propia compañía si tiene algún problema, aunque el taller autorizado más cercano este a cientos de millas de distancia.
Los últimos modelos del fabricante estadounidense ya no se venden como tal. John Deere concede una licencia a su cliente por usar la maquinaria que adquiere. Pero el contrato establece condiciones que prohíbe el mantenimiento y reparaciones a personal "no autorizado". Con lo que en la práctica supone que solo John Deere pude hacerse cargo en caso de avería o revisiones, o en su defecto, talleres autorizados.
John Deere consigue imponer sus draconianas condiciones gracias al sistema informático que utiliza en sus modelos, impidiendo que tanto la mecánica como la electrónica sean manipuladas sin autorización por parte de la compañía. Los granjeros de Estados Unidos se han puesto en pie de guerra contra la empresa con iniciativas legales contra las cláusulas abusivas y también están optando por medidas menos ortodoxas como hackear sus propios tractores.
"Cuando tenemos una avería, no tenemos tiempo para esperar a que un empleado del concesionario lo solucione", explica Danny Kluthe, criador de cerdos de Nebraska, a MotherBoard.
Sin responsabilidad
Las nuevas condiciones que impone a sus clientes desde el pasado mes de octubre por el uso de sus productos, incluye libertad absoluta para John Deere para actualizar los sistemas o revisar los tractores, quedando liberada de cualquier responsabilidad por pérdida de cultivos, pérdida de beneficios o pérdida de uso, derivada de un fallo técnico.
Kevin Kenney es granjero en la zona y está coordinando las medidas legales de los clientes afectados por la nueva política de venta de John Deere. "Si un granjero compra un tractor, tiene derecho a hacer lo que quiera con él", denuncia. En la zona los concesionarios o talleres autorizados se encuentran a cientos de millas de distancia. Los agricultores temen que en caso de avería grave no puedan disponer de su herramienta de trabajo. John Deere facilita el desplazamiento de sus técnicos, pero cobran más de 300 dólares por desplazamiento, conectar el vehículo a su sistema y permitir que un mecánico externo arregle el desperfecto, según Kenney.
Ambos granjeros son los impulsores en Nebraska del 'derecho a reparar', una propuesta legislativa popular que intenta romper el monopolio del servicio técnico de las tecnológicas de los productos que venden, que de aprobarse en el estado invalidaría las condiciones de venta de John Deere. Hasta que avance la ley, los granjeros están comenzando a hackear su maquinaria ante la imposibilidad de solucionar revisiones o pequeñas averías en poco tiempo.
Derecho a reparar
Los mecánicos de la zona utilizan un software diseñado en Ucrania para acceder al sistema de los tractores de John Deere y permitir el arreglo. Uno de ellos justifica su uso porque el taller autorizado más cercano está a más de 60 kilómetros de distancia. "La única manera de arreglar las pequeñas averías es de manera ilegal", resume el especialista.
¿Pero de dónde sacan el programa para piratear el sistema de los tractores? Hay foros de pago que comparten soluciones para desbloquear la seguridad de John Deere. Hay decenas de hilos que comparten el programa de John Deere hackeado por piratas de Polonia o Ucrania. Se pueden encontrar desde aplicaciones específicas que utilizan los técnicos del fabricante a los cables para conectar los tractores al ordenador.
En principio, es una actividad ilegal, pero en 2015, el Congreso de Estados Unidos aprobó la exención de derechos de autor sobre vehículos terrestres, incluidos tractores, con lo que en principio estaría permitido la modificación del programa que utiliza John Deere. La excepción de la norma tiene el objetivo de permitir la reparación o modificación "legítima del vehículo".
Peligro del hackeo
Desde John Deere afirman que los clientes tienen a su disposición manuales de operaciones y mantenimiento para poder revisar la maquinaria en propiedad. Y advierte que la modificación del programa de su sistema puede poner en peligro el funcionamiento del vehículo y la seguridad.
Los granjeros temen que la compañía pueda dejar de dar servicio a su maquinaria a largo plazo si es comprada por otra empresa o simplemente decidan que sus tractores se han quedado obsoletos. La peor pesadilla compartido por los profesionales del campo es que John Deere apague sus maquinas a distancia sin que se pueda hacer nada.