
La Comisión Europea dio ayer a conocer su esperada decisión sobre Gazprom. La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, mostró su rostro más amable en uno de los casos más políticos que se recuerdan. La Comisión perdonó una multa que podría haber llegado al 10% de las ventas anuales, a cambio de una serie de compromisos para garantizar el flujo de gas sin restricciones a través de Europa a precios competitivos.
A pesar de los avisos del Kremlin, y la participación de sus ministros en las delegaciones que visitaban Bruselas, Vestager aseguró que fue "un procedimiento normal". "Tienes que mantener la política lejos de la aplicación de la ley", aseguró.
Las partes interesadas, sobre todo los países del Este, tienen hasta el 7 de mayo para opinar, justo el día de la segunda vuelta de las elecciones francesas. Un periodo algo más largo de las cuatro semanas habituales. Según informaron fuentes comunitarias a elEconomista, el veredicto de ayer es solo el primer paso de un paquete más amplio en el que Rusia también recibirá "con alta probabilidad" el visto bueno para la expansión del corredor Norte.
Este polémico proyecto traerá el gas ruso hasta Alemania circunvalando a los países del Este de Europa, lo que ha provocado sus protestas por los ingresos que perderían por las tarifas de tránsito. En Bruselas, son muchos los que temen que el proyecto entregue el mercado energético europeo al Kremlin, dinamitando el espíritu del tercer paquete energético con el que precisamente Bruselas buscaba reducir la dependencia del gas de Moscú.
Los responsables de Energía de la Comisión, el vicepresidente Maros Sefcovic y Miguel Arias Cañete, ya se mostraron en contra de este proyecto. Pero la UE no tiene herramientas legales para detenerlo. Además, la presión política de Alemania ha conseguido penetrar en los más altos despachos del Ejecutivo comunitario.