
María José Álvarez, presidenta y principal accionista de Eulen, cede ante sus hermanos en plena batalla por el control de la compañía. El grupo anunció ayer que ha nombrado a Juan Ramón Pérez Sancho, que hasta ahora ejercía como director general de España y Portugal de la empresa, nuevo consejero delegado de la misma. Con ello, cumple con una reivindicación del resto de su familia, que aunque tiene ahora una posición minoritaria, está batallando en los tribunales por el control de Eulen.
Cinco de los seis hermanos de María José Álvarez que siguen en el capital -Marta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo Álvarez Mezquiriz- llevan tiempo reclamando una profesionalización de la gestión y el nombramiento de un consejo de administración. Sin embargo, pese al nombramiento de Juan Ramón Pérez, su hermana María José continúa como administradora única de la firma.
Decisión interna
Desde Eulen aseguran, asimismo, que el hecho de haber nombrado un consejero delegado responde a una decisión interna que no tiene nada que ver con el conflicto accionarial. En este sentido, fuentes de la empresa recuerdan que Eulen había tenido ya un consejero delegado, Juan Jordano, hasta su jubilación en noviembre de 2014.
El gigante de los servicios, la seguridad y la limpieza explicó en un comunicado que, a partir de ahora, Pérez Sancho asumirá la "responsabilidad directa de las actividades empresariales que desarrolla la compañía en los 14 países en los que está presente". Eulen, con un volumen de ventas anuales de más de 1.500 millones de euros y una plantilla global de más de 86.000 personas, se enfrenta ahora a una incertidumbre sobre su futuro, debido a la inestabilidad accionarial.
Los hermanos de María José Álvarez insisten en que la creación de Daval, la sociedad holding que controla la compañía, es ilegal, y han impugnado por ello ante los tribunales la última junta de accionistas celebrada en Madrid el pasado 31 de enero. Si ganan, en el reparto del 47,5 por ciento de Eulen que tenía su padre, David Álvarez, el fundador y expresidente del grupo, podrían hacerse con la mayoría del capital y tomar, por lo tanto, el mando. De momento, sin embargo, la herencia sigue bloqueada en la notaría 14 meses después de su fallecimiento en noviembre de 2015.
La batalla se ha reabierto en los jusgados, porque el Tribunal Supremo declaró el pasado mes de noviembre nula la junta de accionistas celebrada el 20 de junio de 2011, en la que se suprimió el derecho de adquisición preferente de acciones y se estableció su libre transmisibilidad, lo que permitió la creación de Daval Control, firma en la que María José Álvarez tiene el 73,37 por ciento del capital y que es dueña, a su vez, del 59,14 por ciento de Eulen. La presidenta cree que eso está solucionado, puesto que se han subsanado los defectos de forma en la última junta, pero sus hermanos discrepan.