
Si hay un término que se repite constantemente en el ámbito empresarial, ese es el de transformación digital. De hecho, según José María Sánchez, director de Prodware en España, se trata de una expresión que se utiliza demasiado. Sin embargo, ello no va en disonancia con la alta concienciación de las empresas españolas acerca de este tema. Precisamente a ayudarles en este cometido se dedica la multinacional, primer partner de Microsoft en la región de EMEA -Europa, Oriente Medio y África-.
Desde 2005, Sánchez está al frente de ella y de sus 250 empleados y puede presumir de liderar una de las filiales de Prodware que crece a un mayor ritmo -facturó 19,9 millones de euros en 2015 y se estima que alcance 21,7 millones, en 2016-.
Progresa más rápido que el resto de las filiales. ¿A qué se debe?
Creo que se debe a dos aspectos. En primer lugar, en el norte de Europa, la crisis llegó más tarde que en España. Nosotros hicimos muy bien los deberes en 2008 y, cuando la crisis llegó, cogimos la ola por detrás, lo que nos ha permitido manejarla bien. En segundo lugar, Prodware España ha sabido focalizarse más rápido y mejor en los entornos de transformación digital y experiencia de cliente que otras filiales.
¿Por qué han puesto el foco en este último ámbito?
El cambio se ha producido en el consumidor, que está más informado que antes. Eso le hace tener más poder, con lo cual todo lo que implique darle servicio a ese usuario tiene su importancia. Además, se ha producido un cambio en lo que las personas sienten en sus relaciones, ya que pueden olvidar algo que les pasa, pero no lo que les ha hecho sentir. Las compañías tratan de trabajar este ámbito porque si consiguen una ligazón emocional más allá del vínculo transaccional, enganchan a alguien que realmente es fiel. Y esto se puede tratar vía tecnología, ya que nunca hemos tenido tantas capacidades como ahora de conocer lo que le ocurre al posible cliente antes de que contacte con nuestra compañía.
¿Cómo está evolucionando la transformación digital en España?
En primer lugar, nos encontramos en un momento en el que se emplea demasiado este término. Sin embargo, sí existe conciencia de que es necesaria para cualquier toma de decisión empresarial. Eso no quiere decir que no se dependa también de las personas. Creo que hay que formarlas hacia el mundo digital, porque al final una compañía está integrada por individuos. Por su parte, el mundo digital puede ayudar a mejorar las operaciones a nivel interno y las relaciones con los clientes e, incluso, a generar nuevos modelos de negocio. Al final, la aparición de canales digitales, tecnología, inteligencia artificial, etc. en el fondo va dirigida a hacer más inteligentes a las personas.
¿Las empresas con las que trabajan están avanzadas en esta tarea?
A nivel de necesidad lo han interiorizado: saben que el consumidor ha cambiado y que necesitan modernizarse, pero todavía tienen cierto miedo. España está a un nivel medio comparado con Italia o Francia; en línea con el sur de Europa; y un poco atrasada con los países nórdicos. Pero donde realmente estamos estancados es con EEUU. La empresa española es muy dada a hacer los proyectos a medida, mientras que Norteamérica ha abandonado esta tendencia, porque se pierde agilidad. El software estandarizado en la nube está muy implantado en EEUU y en España no tanto; cuando se logre, se avanzará mucho en la adopción de soluciones.
¿Cuáles son sus planes de futuro?
Tenemos dos opciones: seguir creciendo en España o extendernos por Latinoamérica. Allí, estamos haciendo operaciones a través de partners en lugar de físicamente, porque creemos que podemos seguir creciendo en nuestro país. Yo apuesto por el mercado español, ya que hay mucho movimiento y un tejido empresarial muy bueno.