
España importó electricidad por primera vez desde el año 2003 cuando la falta de potencia instalada amenazaba con cortes de suministro. El escenario en este momento es muy distinto, los elevados impuestos a la generación han hecho que las compañías hayan preferido importar más energía eléctrica antes que producirla con sus centrales térmicas. Concretamente, las importaciones superaron a las exportaciones en 7.313 GWh.
La demanda eléctrica en nuestro país experimentó en 2016 un ligero crecimiento del 0,8% respecto al año anterior, lo que supone según la estimación de Red Eléctrica un menor crecimiento que el ejercicio anterior.
En lo que respecta a la generación se registró una caída del 1,9% respecto a 2015 y destaca especialmente la fuerte caída del carbón, que descendió un 29,8%, y de la fotovoltaica que retrocedió un 3,2%.
A lo largo del 2016, la generación, hidráulica creció un 25,1%, la nuclear un 1,4%, los ciclos combinados, la cogeneración y la eólica un 1,7%.
La tecnología que más ha aportado en 2016 ha sido de nuevo la nuclear con el 22% pero seguida este año de la eólica con el 19,2 %, la hidráulica el 14,1%, el carbón el 13,7%. La solar fotovoltaica aportó un 3% y la térmica un 2%, entre otras.
Las renovables aumentaron su cuota hasta el 41,1% frente al 36,9% del año anterior gracias a la hidráulica pero por debajo de los años 2013 y 2014. La potencia instalada se mantiene levemente por encima de los 100.000 MW. El carbón mantiene los 10.000 MW pese al cierre el año pasado de 932,2 MW.
La red de transporte creció también en 2016 con la entrada en servicio de 674 kilómetros de circuito y 600 MVA de capacidad de transformación.
Según los datos de REE, el máximo de potencia instantánea se produjo el 6 de septiembre a las 13.32 horas con 40.489 MW, apneas un 0,6% inferior al máximo registrado el año anterior y un 10,9% menos que el récord alcanzado el 17 de diciembre de 2007.