
El creciente atractivo de España para el turismo de compras es una buena noticia para el comercio, sobre todo de lujo, pero también para las entidades emisoras de las tarjetas bancarias con las que pagan. Las firmas internacionales -Visa, MasterCard, etc- recaudan una tarifa a la tienda con cada operación abonada con el 'dinero de plástico' y, por un cambio de política, algunas de ellas han dejado de devolver dicha tasa cuando la venta se aborta, para disgusto y coste añadido al establecimiento, revelan fuentes conocedoras de los nuevos criterios.
Cada vez que una persona tira de tarjeta para sufragar los artículos o servicios que desea, el comercio soporta una tarifa por poder a su vez facilitar el pago al cliente con un sistema efectivo y que le evita fraudes. En una operación con un ciudadano extranjero una tienda puede llegar, por ejemplo, a pagar un 1,20% del importe al que asciende la compra del cliente en coste de aceptación.
Esa tasa es un sumatorio de distintos márgenes por cada interviniente: un 0,0049% del coste por procesar la transacción de las redes -Redsys o CECA-, otro 0,10% del banco que instala el lector o TPV's a la tienda, un 0,60% de las tasas de intercambio y un 0,50% de las marcas -Visa o MasterCard-.
La tarifa de intercambio es la que se pagan entre sí el banco que instaló el TPV's y el que emitió la tarjeta. En pagos internacionales esta tarifa corre, sin embargo, a cuenta de las marcas y no de la banca nacional por ocuparse del engranaje que hace realidad, con rapidez y seguridad, esas transacciones intrapaíses.
Pues bien, cuando una operación fracasa porque el cliente decide devolver el artículo, históricamente el comercio recuperaba íntegra dicha tasa de intercambio, algo que ahora está cambiando para menoscabo de la tienda. MasterCard dejó de devolverla en 2015 y las fuentes consultadas dan por seguro que Visa seguirá sus pasos dentro del cambio de estrategia que ha conducido al grupo estadounidense a adquirir, para posteriormente absorber, a su filial Visa Europe.
El revés para los Padra, Valentino, Louis Vuitton, Cartier, Rolex, Montblanc, etc, que pueblan el emblemático Paseo de Gracia de Barcelona o la calle Serrano madrileña es que la adicción de sus mejores clientes extranjeros a realizar compras masivas y devolver después ciertos artículos. Un hábito alentado además por la posibilidad de abaratar su factura con la devolución de los impuestos, explican las mismas fuentes. Y un 0,6-1% de comisión no reintegrada en compras de miles de euros es, cuando menos, un pequeño nuevo disgusto. A gran escala el impacto cambia.
2.000 millones en compras
España concentrará este año el 6% del gasto mundial del turismo de compras, según la sociedad Laborde Marcet, dedicada a la gestión del patrimonio e inversiones inmobiliarias. Y el talón conjunto se aproximará a unos 2.000 millones de euros, un 2% más que durante 2015, de acuerdo a estimaciones de Global Blue.
Esta última empresa, que gestiona las devoluciones del IVA por tax free, prevé que aumente a doble dígito en 2017 por la mejor conectividad aérea con América y Asia y la recuperación del turismo ruso, según apunta en su estudio 'Turismo de compras en España: avance cierre 2016 ventas tax free y perspectivas 2017'.
Sólo Londres y París superan, como ciudad en gasto de visitantes internacionales, a Barcelona o Madrid, quedando otros destinos sumamente turísticos del estilo de Roma, Berlín, Milán o Viena por debajo en afluencia e importe de compras de la Ciudad Condal y la capital española, de acuerdo a los mismos estudios de Global Blue.
El talón medio de un visitante roza los 500 euros por compra, pudiendo exceder los 1.000 euros en personas originarias de Hong Kong y China. Los turistas chinos son precisamente los que más dinero se dejan, con un 35% de los gastos realizados por visitantes de fuera de la Unión Europea; seguidos en facturación por los rusos y argentinos.