Empresas y finanzas

Marlboro lanza en España un producto menos dañino para retirar los cigarrillos

  • Reduce potencialmente en un 90% los elementos tóxicos del humo del tabaco

Philip Morris, la mayor compañía tabaquera del mundo, propietaria de marcas como Marlboro, Chesterfield o L&M, está dispuesta a reconvertir sus fábricas y retirar todos los cigarrillos del mercado. Tras una inversión en su centro de innovación en Suiza de más de 3.000 millones de dólares (unos 2.840 millones de euros), un equipo compuesto por más de 430 expertos ha logrado desarrollar un dispositivo que calienta el tabaco en lugar de quemarlo.

Se denomina IQOS, y a partir del próximo mes de enero se lanzará en España junto a otros 13 países más y, según explica Mario Masseroli, director general de la compañía, "contiene menos de un 10% de los componentes dañinos presentes en el humo del cigarrillo", como es el caso del alquitrán. "Al no tener que quemar el tabaco, conseguimos reducir potencialmente los riesgos asociados al mismo", dice Masseroli. La producción se ha iniciado en una nueva fábrica en Bolonia (Italia), en la que se han invertido 670 millones de dólares, pero la idea es "reconvertir todas las plantas que tenemos".

Calentar en lugar de quemar

El máximo responsable de Philip Morris en España explica que "IQOS es el primero de una gama de productos alternativos que calienta el tabaco a temperaturas de alrededor de 300 grados (a diferencia de los cigarrillos, que superan los 800 grados)". Al hacerlo, se genera un vapor, diferente del humo, pero que contiene nicotina y que, según los estudios realizados por la compañía, "no afecta de manera adversa a la calidad del aire en espacios cerrados".

IQOS se venderá por un precio de 70 euros, en un kit que incluye también el cargador. Al margen, los fumadores deberán comprar el tabaco para calentar, que se venderá en cajetillas de 20 unidades bajo la marca de Heets Marlboro, a 4,85 euros. En principio, es un producto que estará sujeto a la misma regulación que otros derivados del tabaco, como el de liar, pero Masseroli defiende que "debería haber una regulación y una fiscalidad específica". El producto se está vendiendo ya en Japón desde hace dos años y ha conseguido en ese breve periodo de tiempo una cuota de mercado del 4,9%.

Ahora, además de en España, se lanzará también en países como Alemania, Reino Unido, Italia, Holanda, Rusia o Portugal, entre otros. Masseroli indica que "en el mercado español el dispositivo lo va a comercializar y distribuir en principio nuestra propia fuerza de ventas y las cajetillas con el tabaco para calentar se distribuirán en los estancos".

Aunque el consumo de tabaco se ha reducido de forma muy significativa en muchos países en los últimos cuarenta años, millones de personas siguen fumando en todo el mundo, lo que ocasiona graves problemas de salud. De este modo, la oferta de alternativas de riesgo reducido se está extendiendo de forma global.

Desde el snus, el popular producto de tabaco sin humo que se comercializa en Suecia, hasta los cigarrillos electrónicos, pasando por otros artículos innovadores, las alternativas son cada vez más numerosas y, según aseguran en Philip Morris, "son reconocidas como una herramienta sanitaria importante para completar las políticas que se centran en evitar que se empiece a fumar y en ayudar a dejar de fumar".

El fin de la cajetilla tradicional

La tabaquera norteamericana ha dado, sin embargo, ahora un paso más, ya que con el nuevo IQOS pretende apagar definitivamente el cigarrillo. "Lo queremos hacer cuanto antes y, en este sentido, vamos a centrar todos nuestros esfuerzos en este nuevo producto", asegura Mario Masseroli.

La multinacional tabaquera reconoce, en cualquier caso, que la clave para todo ello es la aceptación de estos productos alternativos, que ahora se presentan, por parte del consumidor, tal y como indican también todos los estudios sanitarios realizados, como el informe sobre la reducción del daño provocado por el tabaco, del Real Colegio de Médicos de 2007.

El director general de Philip Morris España indica, además, que este tipo de productos, con una tecnología muy avanzada y que están desarrollando también otras empresas tabaqueras, supondrán un obstáculo para el fraude y el tráfico ilícito. "En principio, resulta mucho más complicado de falsificar que el cigarrillo tradicional", asegura.

Para evitar el crecimiento del contrabando, Masseroli insiste también en la necesidad de mantener una estabilidad fiscal. "Una subida de impuestos, como ocurrió en el pasado, puede tener efectos contraproducentes, porque el consumo se puede derivar hacia el tráfico ilícito", asegura.

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