
Las autoridades financieras de Islandia anunciaron hoy la nacionalización del tercer banco del país, el Glitnir, un día después de que asumieran el control total sobre el segundo, el Landsbanki. Coincidiendo con ese anuncio, el Banco Nacional de Suecia comunicó la concesión de un crédito de 500 millones de euros al mayor banco de Islandia, el Kaupthing, que está aún bajo dirección privada.
El crédito concedido por el banco emisor en Estocolmo tiene como fin prioritario proteger los intereses de los inversores suecos.
Representantes del Gobierno de Reykiavik negociarán además con Moscú sobre la concesión de un crédito de 4.000 millones de euros para estabilizar la moneda islandesa, que en el último año se ha depreciado un 75% frente al euro.
El Gobierno de Islandia puso ayer en marcha las primeras medidas de su plan de emergencia, nacionalizando el segundo banco del país. Tras la aprobación de urgencia del paquete de medidas "más radical" en la historia del país, según su primer ministro, Geir Haarde, el Estado asumió el control del Landsbanki, segundo instituto crediticio.
La radicalización de la crisis revela la fragilidad de la economía islandesa, un país de apenas 300.000 habitantes que ha vivido años de "boom" económico gracias a la gran expansión de su sector financiero, que representa ocho veces el PIB nacional.
Radiografía de Islandia
Tras décadas de austeridad, dependencia casi absoluta de la pesca y economía estatalizada, Islandia ha experimentado una transformación enorme en las últimos 30 años.
En apenas unos años, varios grupos islandeses, capitaneados por la inversora Baugur, se hicieron con las aerolíneas Sterling, los grandes almacenes Magasin e Illum y una docena de empresas danesas.
Al mismo tiempo que el sector financiero crecía y crecía, aparecieron los primeros síntomas de calentamiento de la economía, que empezaron a tomar visos de gravedad el pasado mayo, cuando los bancos centrales de Suecia, Noruega y Dinamarca concedieron un crédito extraordinario de 1.500 millones de euros al Sedlabanki.
Con la inflación por las nubes, la corona islandesa hundida y la banca tambaleándose, Islandia atraviesa la crisis más grave de su historia reciente, a la espera de que el plan de emergencia y la llegada de más créditos puedan reconducir la situación.