
El control sobre los riesgos establecidos por BBVA en CatalunyaBanc tras adquirir la entidad en la primavera del año pasado está empezando a surtir efecto. El volumen de créditos que la catalana acumuló en agosto ha caído de los 20.000 millones, tras descender en doce meses un 10%, dos veces más que el conjunto de la media del sector, según el último balance que presenta de manera individual. En septiembre, el grupo vasco ha procedido a su integración global.
Este retroceso obedece a la política que el grupo que preside Francisco González ha llevado implantando en la subsidiaria para reducir la morosidad, principalmente en el segmento hipotecario, uno de los lastres de CatalunyaBanc desde el comienzo de la crisis por los criterios laxos a la hora de conceder financiación para crecer.
De hecho, el Gobierno -a través del fondo de rescate, Frob- tuvo que desprenderse de una cartera hipotecaria dañada de la entidad antes de proceder a su subasta pública por la elevada morosidad. Blackstone adquirió un lote de hipotecas tóxicas por 4.100 millones de euros, operación en la que el Estado tuvo que aportar 525 millones mediante la emisión de bonos avalados para que saliera adelante la transacción.
Antes de este traspaso la mora de los créditos para la adquisición de la vivienda de CatalunyaBanc sobrepasaba ligeramente el 20%, frente al 6% del sistema financiero español.
Traspaso a Blackstone
El cierre definitivo de la transferencia de activos a Blackstone, tras finalizar la revisión, ha tenido también un pequeño impacto en la caída del stock crediticio de la entidad catalana desde agosto de 2015.
A partir de ahora, los números de la antigua caja se integrarán en BBVA tras la fusión completa, en la que también se ha unificado la filial online Uno-e. De momento, el grupo ha decidido mantener la marca comercial en Cataluña, debido a su arraigo, aunque no se descarta que en el medio plazo desaparezca.
Previsiblemente, la cartera de préstamos irá estabilizándose, una vez que los nuevos créditos vayan creciendo aprovechando la reactivación de la economía y vayan compensando las amortizaciones y los canjes de deuda por inmuebles como consecuencia de las impagos.
El descenso del saldo de CatalunyaBanc es el segundo más intenso de todo el sector. El mayor desplome lo protagoniza EspañaDuero, franquicia de Unicaja, con más de un 13%, de acuerdo con los datos facilitados por la patronal CECA. Este hundimiento se ha visto afectado por la cesión del negocio de las oficinas a su matriz en el marco de las exigencias de Bruselas en el plan de reestructuración de la entidad castellano y leonesa. Unicaja se ha quedado ha asumido la actividad de unas 40 sucursales de EspañaDuero de la zona denominada no estratégica ante la imposibilidad de venderlas a terceros.
La mayor parte de las entidades aún no ha conseguido elevar el volumen de préstamos. La financiación a empresas y familias continúa descendiendo, aunque a ritmos limitados, sobre todo por las hipotecas y por los créditos a las grandes compañías. Estas están aprovechando los tipos bajos para buscar recursos entre inversores institucionales en el mercado.
Alza sectorial para 2017
Además, la demanda solvente aún no se ha recuperado tal y como estaba previsto. Las entidades esperaban crecimiento de la actividad en 2016, hecho que se han aplazado al próximo ejercicio.
Sólo tres bancos han logrado cambiar la tendencia y registran incrementos en el volumen de créditos. Estos Bankinter, Abanca y Liberbank. En esta última se excluye el negocio de su filial CCM. Si se incluyera, el grupo liderado por Cajastur presentaría tasas negativas también, de un 0,54%.
El crecimiento de Bankinter es significativo. A cierre de septiembre era del 6 por ciento interanual, gracias al impulso tanto en empresas como en hipotecas.