
Sacyr está negociando con las entidades financieras acreedoras alargar los vencimientos de la deuda a corto plazo vinculada a la división de construcción y a su filial portuguesa Somague ante la ralentización de la actividad en España y las dificultades para generar caja en otros mercados en los que opera la firma lusa.
El área de construcción acumula una deuda financiera bruta de 230,2 millones de euros, mientras que la de Somague alcanza los 195,6 millones, según los datos de la compañía al cierre del primer semestre. La cifra total asciende a 425,8 millones, muy por debajo, no obstante, de áreas como concesiones.
Este año vencen créditos por 244,2 millones, equivalentes al 57,3% del total. Es fundamentalmente esta deuda sobre la que el grupo que preside Manuel Manrique quiere extender el plazo de vencimiento. En concreto, Sacyr Construcción afronta el pago de 139,5 millones y Somague de 104,7 millones.
En el caso de la constructora lusa la negociación con los bancos alcanza a toda su deuda, tanto a corto como a largo (los 195,6 millones citados). La negociación, que se inició antes del verano, se enmarca dentro de la estrategia habitual del grupo de adecuar el calendario a la previsión de flujos de caja actual de la actividad.
Entre enero y junio, la división de construcción, que en España ha implementado un expediente de regulación de empleo (ERE) este año y en Portugal hizo lo propio en 2015, recortó una cuarta parte el resultado bruto de explotación, hasta 27 millones, mientras que la cifra de negocios cayó el 8%, hasta 687 millones. La cartera se situó en 4.418 millones, en la que España sólo pesa el 16%.
En cualquier caso, y según recoge en los estados financieros de junio, Sacyr "mantiene niveles de liquidez suficientes para cubrir las obligaciones previstas en el corto plazo con sus líneas de crédito, la tesorería y las inversiones financieras temporales de que dispone".
Además, "tiene la posibilidad de realizar operaciones de descuento anticipado o factorización de los importes facturados a sus clientes, en su mayor parte administraciones públicas y clientes de primer nivel crediticio".
En paralelo, la multinacional española está negociando con las entidades la renovación de las líneas de crédito que vencen a corto plazo y que sirvieron para financiar inversiones en distintos negocios.
El dividendo paga Repsol
La deuda financiera neta se situó en 4.134 millones en junio, tras rebajarla el 1,1%. En los primeros meses del año, Sacyr amortizó una emisión de bonos de 200 millones y canceló 317 millones del préstamo vinculado a su participación en Repsol. Con esta última operación, el crédito ligado a la petrolera se limita a 1.291 millones, con vencimiento en 2018 y que paga con el dividendo que recibe.
Además, la compañía acordó en junio la refinanciación de la deuda de las sociedades concesionarias Intercambiador de Transporte Plaza Elíptica e Intercambiador de Transporte de Moncloa por un importe total de 190 millones. Con ello, ha extendido los vencimientos fijados para 2019 y 2020 hasta 2038 y 2041.
En el mismo objetivo, Aunor emitió 54 millones de deuda, mediante 540 bonos senior garantizados de 100.000 euros cada uno con vencimiento el 30 de junio de 2025. Todas las medidas llevadas a cabo han permitido a Sacyr rebajar los gastos financieros en un 16% en un año.