El Santander no para y quiere aprovechar todas las oportunidades que surjan en esta crisis. El banco español estaría dispuesto a adquirir el negocio del italiano Unicredit en Europa del Este, según ha podido saber elEconomista en fuentes financieras. No obstante, aún no ha iniciado negociaciones con el grupo trasalpino, que oficialmente no ha puesto en venta estas franquicias.
El interés se produce después de que el banco español se haya hecho con los depósitos y las sucursales del británico hipotecario B&B y en plenas dudas de los inversores sobre la fortaleza de Unicredit <:UC.IT:> ante la crisis subprime, que ha desplomado durante varias sesiones su cotización y disparado las alarmas en sus clientes. Hasta el presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, ha tenido que salir al paso asegurando que los ahorros de los ciudadanos están a salvo. Además, el rumor de que el Santander (SAN.MC) podría estar interesado en Unicredit ha corrido como la pólvora en las mesas de operaciones bursátiles.
La capitalización del italiano asciende a casi 40.000 millones de euros, por lo que parece casi imposible. Sin embargo, sí podría hacerse con una parte de su negocio y en las últimos meses ha centrado un eje de su estrategia hacia el este europeo, sobre todo en financiación al consumo. Ha aumentado su presencia en Polonia, Rusia o Eslovaquia, con la apertura de oficinas para préstamos de coches y aparatos electrodomésticos con su filial Consumer Finance.
Una compra desbarataría los planes del Sabadell (SAB.MC), que está analizando las diferentes fórmulas para crecer en esta región a través de la entidad italiana, que posee el 4% del catalán. Las intenciones de la firma que preside Josep Oliu consistirían en que Unicredit se convirtiera en el banco corresponsal de Sabadell, y este de Unicredit en España para sus clientes alemanes.
Problemas en EEUU
Mientras quiere crecer, el Santander cuenta con un problema en Estados Unidos, cuya filial se ha visto envuelta en una serie de terremotos, como desplomes bursátiles y temores a que fuera otra víctima del sector al otro lado del Atlántico. En medio de estos episodios, ha decidido cambiar a su presidente y consejero delegado.
Pese a las peticiones de la Reserva Federal a una austeridad en el sueldo de los altos directivos, el Sovereign pagará un sueldo de 1,4 millones de dólares (992.000 euros, aproximadamente) a Paul Perrault, que asumirá el cargo a partir del próximo enero por un periodo de tres años, en sustitución de Joseph Campanelli.
Perrault, que fue designado el martes por el consejo de administración del banco, recibirá un salario anual en efectivo, que se actualizará de vez en cuando, de 800.000 dólares (567.000 euros) y otros 600.000 dólares (425.000 euros) como mínimo en 2009 dentro del plan de incentivos que posee la compañía para los jefes ejecutivos, que se determina en función de la cuenta de resultados.
Según detalla en documento remitido al regulador del mercado estadounidense (SEC), el Sovereign, además, le ha otorgado un millón de stock options (opciones sobre acciones) en títulos ordinarios de la entidad. A esto se suman otras 200.000 acciones especiales. El nuevo presidente podrá ejecutar las stock options en varios tramos, desde el primer aniversario como máximo responsable y el 2014.
Perrault podrá ser reelegido en el cargo hasta la fecha, según las condiciones del contrato. Hasta finales de este año, el actual vicepresidente y director financiero de la entidad, Kirk Walters, asumirá las funciones de la Presidencia.
La retribución, aun así, no es altamente cuantiosa si se compara con los salarios percibidos por los jefes de los bancos estadounidenses, que superan, en muchos casos, los 10 millones de dólares (7 millones de euros, aproximadamente).
No obstante, se produce en un momento delicado. Un día antes de su designación, las acciones del Sovereign habían caído en bolsa un 60 por ciento de su valor. En la misma jornada, recuperaron un 100 por ciento ante el recambio ejecutivo, que tranquilizó a un mercado que temía que fuera la siguiente víctima de la crisis.
Ya en mayo, el banco se vio obligado a lanzar una ampliación de capital para fortalecerse, debido a las provisiones que tuvo que realizar por la depreciación de los activos de alto riesgo. El Santander, entonces, acudió a la operación.
'Rating' crediticio
La agencia de calificación Moody's redujo ayer la calidad crediticia de Sovereign, participada en un 24,4% del Santander, por su exposición a las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac. y por las pérdidas de 750 millones de dólares en obligaciones de deuda vendidas la semana pasada. Los analistas de esta compañía explican que Sovereign está expuesto a "un número de carteras de activos problemáticas", que podrían provocar un incrementos en los costes crediticios y dañar su posición de capital. El banco ha asegurado que está tiene capitalizado y que no necesita más inyecciones de dinero.
Otra agencia, Standard & Poor's, decididió, en cambio, mantener la calificación. Se apresuró a señalar que el cambio de presidencia no afectaba a su rating.