Empresas y finanzas

Las cajas rurales, unas 7.000 en Europa, reclaman al BCE que respete su modelo

El director de la patronal Eacb, Hervé Guider, en el centro. Imagen: EE

Las cooperativas de crédito son un universo de 7.000 entidades en Europa con múltiples tamaños y una amplia diversidad de modelos, donde conviven agrupaciones de firmas autónomas con otras fusionadas por completo en un holding. El director general de la Asociación Europea de Cooperativas (Eacb), Hervé Guider, lamentó ayer que, sin embargo, "el regulador no ha entendido o no termina de entender qué es un banco cooperativo" y trata de imponerles reglas que amenazan su pervivencia tal y como hoy operan.

En unas jornadas sobre esta industria organizadas en la Universidad de Almería por Cajamar, Guider lamentó que las normas postcrisis apuestan por "un solo modelo unificado" y se les exige contar con consejos de administración que tienen todo el sentido para los bancos convencionales, pero perjudican al sistema de las rurales.

El holandés Rabobank es el mayor exponente de la consolidación máxima, al operar como un banco único a efectos regulatorios -de capital, liquidez, etc-, siendo las rurales que lo conformaron meros agentes comerciales, sin ficha bancaria. A pesar de que la crisis y la necesidad de ganar rentabilidad y hasta cumplir con los requisitos regulatorios está forzando uniones, en Europa conviven hasta cuatro modelos de relación.

En España, por ejemplo, Caja Rural sería el ejemplo de una cabecera que cobija varias firmas totalmente independientes y Cajamar de una coordinación superior, con mutualización de los aspectos regulatorios en el Banco de Crédito Cooperativo de lo que se benefician sus entidades socias, sin perder ni su entidad jurídica ni autonomía de gestión ni la relación con los clientes y el territorio.

Órganos de gobierno

Para el máximo responsable de una patronal que aglutina a 4.200 de estas entidades, el mayor reto es, sin embargo, hacer entender al regulador que el tamaño y los criterios fijados para los consejos de administración no se ajustan a su realidad. Las directrices marcadas por el BCE o la EBA imponen órganos de administración con mayoría de independientes, profundos conocimientos financieros y gran diversidad en la formación y experiencias de sus miembros. Sus consejos, en cambio, los integran socios, que son también clientes de las entidades y personas con alto conocimiento del territorio y el negocio. "Si no hay gente con conocimientos locales va a ser difícil sobrevivir", advirtió Hervé Guider.

A su juicio, las nuevas normas no apuestan, por tanto, por conservar la singularidad de ser entidades con profundo arraigo territorial, que "conocen perfectamente su clientela" y financian la economía local, pese a que la misma crisis acaba de poner de relieve lo importante de esta estrategia. "Pedimos el principio de proporcionalidad y reconocer la especificidad caso a caso. No un trato particular de capital o regulatorio que pudiera ser percibido como un trato de favor", aclaró, a favor de una industria que supone el 50% de la banca en Europa.

En el miso foro, el presidente de la cooperativa Crédito Agrícola lusa, Licínio Manuel Prata, reconoció la ventaja de profesionalizar el consejo, pero apostó por diseñar un órgano mixto donde convivan expertos, con cargos ejecutivos; junto a asociados con conocimientos del territorio, negocio y fuerzas vivas de los territorios.

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