
Los pacientes han sido los verdaderos paganos del recorte del gasto sanitario realizado desde 2009 al contribuir ya con 21.842 millones de euros para cubrir sus necesidades sanitarias. El peso del recorte de 8.958 millones de euros realizado en el gasto público en sanidad entre 2009 y 2013 ha recaído en buena parte sobre los hombros de los ciudadanos, como revelan los informes anuales del Sistema Nacional de Salud.
Los beneficiarios de la sanidad pública han tenido que soportar una fuerte subida de las listas de espera quirúrgica y diagnóstica y, por otro lado, se ha obligado con ello a los pacientes a incurrir en un mayor gasto privado para cubrir sus necesidades asistenciales, además de sufragar el incremento del copago farmacéutico aprobado en abril de 2012. En total, los hogares españoles han tenido que desembolsar 2.935 millones de euros más desde 2009 para costear su sanidad.
La migración al sector privado
La falta de respuesta del sistema público para asumir la presión asistencial se ha acabado trasladando al sector privado. Mientras el gasto sanitario público por habitante retrocedió de los 1.615 euros de 2009 a los 1.411 euros de 2013, el gasto privado se incrementó de 518 a 563 euros durante el mismo periodo. El peso privado en el conjunto ya supone el 2,53% del PIB, frente al 6,34% del público, después de perder casi siete décimas desde 2009.
El pago directo de los hogares es el que tiene un mayor peso en el gasto sanitario privado. Las familias pagaron de su bolsillo 21.842 millones de euros en 2013, frente a los 18.907 millones que abonaron por servicios privados en 2009. Entre estas prestaciones se incluye el gasto farmacéutico a través de copagos y compra directa sin receta o con recetas privadas de productos farmacéuticos, así como la compra de dispositivos médicos y productos no perecederos, como gafas o audífonos, entre otros, seguido del pago de servicios de asistencia curativa y de rehabilitación, como ambulatoria. Los servicios deontológicos y el gasto en farmacia suponen ya en torno a la mitad de los pagos directos de los hogares.
La subida de los tiempos de espera para operarse o visitar al especialista está también detrás de la mayor contribución privada. Si el tiempo medio de espera para entrar en el quirófano se situó en 67 días en 2009, cinco años más tarde se incrementaba en 20 días, después de alcanzar un máximo anual de 100 días en 2012. El porcentaje de pacientes con demoras superiores al medio año para operarse subía así al 9,3% en diciembre de 2014, frente al 5,7% de 2009, ejercicio que apuntó el máximo en el gasto público.
Los últimos datos avanzados por el Ministerio de Sanidad, que no se encuentran recogidos en el Informe Anual del SNS 2015, consolidan esta tendencia, ya que el tiempo medio de espera quirúrgica se incrementó en dos días más, hasta alcanzar los 89 días a 31 de diciembre de 2015. Son 13 días más de espera que en junio de 2012, última fecha comparable ante la ruptura estadística que provocó la inclusión de los datos armonizados de la Comunidad de Madrid.
El deterioro de la calidad asistencial del SNS también se evidencia en los tiempos medios de consultas externas, con un aumento de seis días, hasta llegar a situarse en 65 días de media en diciembre de 2014. El porcentaje de pacientes con cita que supera los dos meses alcanza así el 39% del total -una cifra que supera en dos puntos la registrada cinco años antes- para una población de 46,5 millones de personas, frente a los 46,7 millones del año 2009.
A diferencia de lo ocurrido en Atención Primaria, donde la actividad asistencial se redujo de forma considerable, en la especializada se incrementó ligeramente el número de cirugías y consultas durante el periodo 2009-2014, aunque el esfuerzo ha sido insuficiente para reducir las listas de espera. En el año 2009 se practicaron 3,2 millones de intervenciones quirúrgicas y se realizaron 70,8 millones de consultas especializadas, frente a los 3,5 millones de cirugías y 78,8 millones de consultas realizados en el año 2014. Las altas hospitalarias rondaron los 4 millones.
De las 5,6 consultas médicas por población asignada de 2009 registradas en Atención Primaria, se ha pasado a 5,2 contactos en 2014. En total, se realizaron cerca de 450 millones de consultas -371 millones en Atención Primaria y 78,9 millones especializadas en hospitales- en 2014. La frecuentación de la población cayó así durante el periodo 2009-2014, presentando diferencias regionales muy acusadas entre Castilla y León (7,9 consultas a médicos por persona asignada y año) y Cataluña (3,6 consultas a médicos por persona asignada y año). España ha pasado de ser la cuarta población más frecuentadora de servicios sanitarios, con 9,5 visitas en 2004, a reducirse a 7,4 visitas, todavía por encima de la media europea de 6 consultas por persona y año o las menos de tres de Suecia o Finlandia, pero sin registrar tanta variación.
En total, son 549.424 pacientes los que se encuentran en situación de espera estructural para operarse de forma no urgente en alguna de las 14 especialidades quirúrgicas computadas, 37.501 más que en diciembre de 2014 y 12.513 más que en junio de 2012, de los que de los que el 10,6% lleva más de seis meses esperando (frente al 9,3% de 2014).