
Los hermanos Álvarez han logrado introducir un nuevo punto en el orden del día de la junta general de accionistas de Eulen, que se celebrará el próximo 26 de junio en primera convocatoria, o el 29 en segunda. Se trata de votar la retribución de la administradora única y presidenta de la compañía, su hermana María José Álvarez, con la que están enfrentados desde hace años.
La introducción de este punto ha sido posible porque la petición la ha hecho El Enebro, la sociedad propietaria de Vega Sicilia que está bajo el control del resto de los hermanos Álvarez. María José y su padre, el fundador del gigante de la seguridad y los servicios, David Álvarez, fallecido en noviembre del año pasado, recibieron una retribución en 2015 de 2,46 millones de euros, lo que supone un 11,3% más que la que percibieron un año antes.
El objetivo ahora es controlar la retribución de la nueva presidenta en un momento especialmente delicado para la multinacional española, cuando las ventas están cayendo -la facturación de Eulen como empresa matriz se redujo el año pasado un 1,1%-, el resultado se ha dividido por cinco -hasta sólo 2,2 millones de euros-, y la empresa ha vuelto a retirar el pago del dividendo por segundo año consecutivo.
Acuerdo de paz rechazado
Los cinco hermanos Álvarez que están apartados de la gestión de la compañía por su hermana María José, pese a controlar cerca de un 40% del capital, habían propuesto a ésta un acuerdo de paz pero la presidenta se ha negado en rotundo. Tal y como adelantó elEconomista el pasado 9 de mayo y, según confirmaron fuentes próximas a la familia, después de casi seis años de batalla judicial y enfrentamiento familiar por el control de la empresa, Elvira, Marta, Emilio, Juan Carlos y Pablo Álvarez Mezquíriz hicieron una propuesta para que ella siguiera al frente, pero con un consejo de administración profesionalizado.
La idea era que María José Álvarez Mezquíriz siguiera como presidenta del consejo, puesto que tiene la mayoría del capital, pero a cambio pedían una profesionalización del órgano ejecutivo del grupo, con el nombramiento de un consejero delegado. Los cinco hermanos llegaron a plantear incluso su renuncia al consejo, pero se han encontrado con una oposición radical por parte de la presidenta.
En opinión del resto de la familia, lo que no tiene sentido, siguiendo las mínimas normas de buen gobierno corporativo, es que un grupo que emplea a más de 85.000 personas, que tiene una facturación superior a 1.300 millones de euros y una fuerte presencia internacional, no tenga actualmente una gestión profesionalizada en sus órganos de gobierno.
A través de la sociedad instrumental Daval Control, que constituyó junto a su padre, la actual presidenta de Eulen controla el 57,5 por ciento del capital, lo que le ha permitido autonombrarse presidenta. Al margen de un 2,6 por ciento de autocartera, el resto de sus hermanos controlan el 39,7 por ciento restante del accionariado. Eso a la espera del reparto definitivo de la herencia que dejó el difunto David Álvarez.
"Heredera universal"
Después de conocer la propuesta de sus hermanos, María José Álvarez remitió una nota a los medios de comunicación en la que defendió el control que mantiene sobre Eulen, argumentando que así "se cumplen los deseos" de su padre, que la designó, según explicó la actual presidenta de la empresa, "heredera universal, en su expresa voluntad de dejar en las manos que él consideraba más solventes el futuro del grupo".
La compañía de servicios recordó, en este misma línea, que María José Álvarez Mezquíriz mantiene en El Enebro la misma participación que sus hermanos y está "por voluntad" de estos apartada de la gestión del grupo patrimonial, que suprimió su consejo de administración sustituyéndolo, también, por un administrador único, cargo para el que designaron a la Sociedad Mezqual Limited, compañía que ellos constituyeron en Londres (Reino Unido).
Sus hermanos se defienden asegurando, sin embargo, que "nunca ha querido un puesto en el consejo de administración de esta compañía, tal y como se la ha ofrecido en varias ocasiones", y que la constitución de Mezqual Limited obedece a integrar las acciones que tienen en Eulen y evitar nuevos conflictos, teniendo en cuenta que pronto habrá además una nueva generación familiar.
A la espera de cómo evolucione el conflicto, los cinco hermanos de María José -todos salvo Jesús David Álvarez, que se posicionó en un primer momento del lado de ella y de su padre, pero que acabó vendiendo sus acciones al resto- quieren evitar a toda costa un nuevo conflicto en los tribunales. Todo dependerá ahora, sin embargo, del acuerdo al que se llegue finalmente en el reparto de la herencia que dejó David Álvarez y a cómo se lleve a cabo igualmente la división de las acciones.