Hay cerca de 300 empresas españolas con intereses en el Reino Unido y dentro de este grupo, cerca de una decena de cotizadas. Todas ellas minimizan el impacto que la marcha del Reino Unido de la UE tendrá en su negocio, si bien algunos no ocultan que las consecuencias serán diferentes según el efecto que tenga el Brexit sobre la economía británica y, sobre todo, el comportamiento a corto plazo de la libra.
El desplome de la moneda tiene como consecuencia la de minorar los ingresos en euros de cada filial británica, lo cual no es un efecto menor, teniendo en cuenta que los expertos esperarían una bajada de entre el 10 y el 20 por ciento de la divisa. Por ello, algunas compañías han querido cubrir este riesgo y al menos Telefónica, Sabadell, Ferrovial e Iberdrola han suscrito contratos de cobertura para estar a salvo de las oscilaciones de las divisas.
Otro efecto es cómo se trasladaría a cada negocio la previsible recesión que anuncian los economistas y organismos internacionales para el Reino Unido en caso de que dijera adios a sus socios.
Las empresas tienden a minimizar las huellas que podría dejar en su actividad el Brexit y todas sin excepción apuestan por seguir en el mercado británico.
El sector financiero, el segundo con mayor inversión en las islas sólo superado por la banca estadounidense, tiene como representantes al Sabadell y al Santander. Sus filiales británicas suponen entre el 28 y 21 por ciento del activo total y entre el 25 y el 28 por ciento del beneficio neto de cada grupo. Ambos están protegidos por los planes del BCE y del Banco de Inglaterra para dispensar a las entidades de la liquidez necesaria en caso de demanda masiva de fondos por parte de su clientela.
La amenaza de la morosidad
El presidente del Sabadell, Josep Oliu, quita hierro al impacto del Brexit en su filial TSB, ya que ésta se centra en la banca minorista, mientras se prevé que sea la banca de inversión la que reciba un fuerte impacto. Sin embargo, ni el Sabadell ni el Santander pueden predecir de que intensidad sería el golpe que recibiría la economía británica. Se da por segura una recesión y si ésta se alargara en el tiempo se traduciría en mayor desempleo, mayor morosidad y eso implica cosechar unos menores beneficios y destinar más recursos a provisiones.
Para ACS, Ferrovial y FCC el mayor temor se centra en el grado de devaluación de la libra. Ferrovial tiene una cobertura parcial con la que se siente cómoda, según explicó su presidente Rafael del Pino en mayo pasado. Reino Unido es el mayor mercado internacional del grupo, con el 30 por ciento de las ventas. No descartan, sin embargo, efectos positivos, ya que el Brexit podría elevar la inflación, lo que favorece a los negocios regulados.
La mayor exposición de FCC son grandes contratos en proyecto de tratamiento de residuos y recogida de basuras, por unos 1.000 millones, cuya actividad continuará pase lo que pase con el referéndum.
Iberdrola, reitera, seguirá en cualquier escenario siendo una de las grandes empresas de Gran Bretaña, con activos valorados en 30.000 millones de euros e inversiones anuales de 2.000 millones. La electrica ha cubiero totalmente su exposición a libras para el beneficio neto de 2016, lo que le aisla de cualquier derrumbe monetario.
Menos viajes
Aena afirma que no le preocupa el aeropuerto de Luton sino España, ya que los británicos son el principal grupo de turistas y una caída de la libra encarecería su pasaje.
IAG, el holding donde se encuentran Iberia y British Airways descarta un impacto material en el negocio a largo plazo, ya que confía en que la normativa de cielos abiertos europeos siga incluyendo a Reino Unido.
La inquietud por el Brexit se extiende tambien a las empresas británicas con negocio en España. Como ejemplo, el laboratorio Glaxo-SmithKline está convencido de que haría mucho más complejo su desarrollo en España, al dificultar la libre circulación de capitales, bienes y personas.
