Red Eléctrica y su homóloga francesa RTE se preparan para lanzar después del verano una nueva interconexión entre España y Francia a través del Golfo de Vizcaya, concretamente, entre las localidades de Bilbao y Burdeos.
El proyecto, que ya ha sido declarado de interés común por parte de la Comisión Europea, supondrá una inversión de entre 1.600 y 1.900 millones de euros y se prevé que reciba financiación del plan Juncker.
La construcción se realizará a través de Inelfe (Interconexión Eléctrica Francia-España), una empresa mixta constituida el 1 de octubre del 2008 a partes iguales por las empresas gestoras de la red para la línea entre Baixas (Francia) y Santa Llogaia (España).
Las compañías están acabando en estos momentos los estudios del fondo marino para encontrar la zona más accesible y con menos impacto medioambiental y poder someter el proyecto a información pública cuanto antes.
En principio, el recorrido que transcurre entre la Fosa de Capbreton y la costa, una zona que tiene una profundidad máxima de 300 metros, se está convirtiendo en la opción favorita. Se trata de una franja en la que se producen corrimientos de tierra por lo que se ha realizado un estudio sobre la intensidad de los movimientos de arena y cómo pueden afectar al cable.
Contactos oficiales
Después del verano se espera comenzar con los primeros contactos con los ayuntamientos de los tramos terrestres, así como iniciar los trámites administrativos para iniciar la construcción previsiblemente en el segundo semestre de 2018.
A partir de ese momento la interconexión del Golfo de Vizcaya concentrará durante un año casi toda la capacidad de fabricación de cables, una actividad para la que sólo están preparadas diez fábricas en el mundo y en la que espera jugar un papel destacado Nexans o Prysmian.
La nueva línea entre Bilbao y Burdeos contará con dos cables paralelos que, debido a su longitud y tonelaje, se fabricarán en dos piezas. Además, una tercera línea devolverá la energía sobrante, lo que implica que probablemente la producción se hará en paralelo en hasta seis plantas diferentes.
Para tender esta red, hay dos barcos en el mundo con capacidad (Giulio Verne y Skagerrak) que ya se encargaron de tender el cable submarino más largo del mundo en la conexión entre la Península y Mallorca.
Actualmente, el ratio de interconexión de España, por debajo del 5%, está aún lejos del objetivo recomendado. Por ese motivo, la Comisión Europea ha creado un grupo de expertos con el objetivo de identificar formas para incrementar las interconexiones entre los mercados de electricidad.
Si se considera que el apoyo real a la península Ibérica puede venir tan solo desde Centroeuropa a través de la frontera con Francia, el ratio de interconexión sería del 2,8% con la nueva interconexión entre España y Francia por los Pirineos orientales.
Acuerdo de operadores
Los tres operadores del sistema Red Eléctrica, Redes Energéticas Nacionais (REN) y Réseau du transport d'electricité (RTE) sellaron un acuerdo para alcanzar dicho 10% de interconexión en el año 2020 y el 15% en 2030 el año pasado pero con las interconexiones previstas, España será el único país de Europa continental por debajo del objetivo por lo que será necesario seguir desarrollando nuevas redes.
En los planes que ya están sobre la mesa figuran la interconexión norte con Portugal entre Galicia y el Minho portugués, así como un transformador desfasador en Arkale. Los operadores del sistema además han identificado tres proyectos con una capacidad de 3.800 MW.
La propia línea con Burdeos, la red de Sabiñanigo a Marsillón, una línea con una capacidad de 1.000 MW, y la línea de Monzón a Cazaril con una capacidad similar. Adicionalmente, serían necesarios refuerzos en ambas redes para acomodar los flujos a través de la frontera, en especial en Francia.
Por otro lado, España, Portugal y Marruecos trabajan con la idea del Gobierno marroquí de incrementar la capacidad de las actuales interconexiones con España en 700 MW, así como construir una nueva que pueda llegar a Portugal, con 1.600 MW, aumentando la capacidad de este nudo que permite habitualmente vender electricidad producida en España a Portugal. De este modo, la Península Ibérica tendría 3.700 MW de potencia conectada con Portugal, ya que se unirían a los actuales 1.400 MW con los 2.100 MW planteados.