Empresas y finanzas

El sector del papel y la celulosa se reinventa en la sociedad digital

  • La industria papelera convencional ha facturado menos en los últimos años
Imagen de Getty

La disminución de la venta del papel convencional en los últimos años junto con la pérdida de empleos dentro del sector ha supuesto la desindustrialización en Europa y España. Recientemente, las estimaciones de PwC aseguraron que la industria europea invertiría 140.000 millones de euros para la digitalización de la industria entre 2016 y 2020.

Pero el sector del papel y de la celulosa se niega a morir y por ello ha logrado adaptarse a los cambios tecnológicos implantados en la era digital. Se trata de un sector que ha facturado en España más de 4.000 millones de euros, pero en los últimos años ha registrado ligeros decrecimientos. Concretamente, en 2013, facturó 4.263 millones de euros, frente a los 4.141 millones de euros en 2014, un 2,86% menos.

Cae el consumo

La caída del consumo del papel ha obligado a la reinvención del sector desde que en 2006 se encontrara en 7.868 toneladas hasta las 6.257 toneladas en 2014, lo que refleja una pérdida del 20,4%. La producción ha disminuido de 6.181 toneladas en 2013 a 6.036 toneladas en 2014, por lo que la diferencia entre el consumo y la produción significa que se ha necesitado de papel importado en nuestro país, según el último estudio publicado por Aspapel.

Por su parte, la producción y el consumo de la celulosa han disminuido en 2014 con respecto al año anterior. El número de empleos directos también se ha visto afectados y se ha reducido sucesivamente desde el año 2006, que se hallaba en los 18.100 trabajos, hasta los 16.570 puestos directos del año 2014, es decir, una pérdida total del 8,45%.

Para afrontar estos daños, las empresas de todo el continente han apostado por la nueva iniciativa llevada a cabo por la Confederación Europea de Industrias y Papel, a la que pertenece Aspapel. En ella, se han creado los productos más innovadores de la industria, elaborados a partir del uso de fibras de celulosa de nuevas fuentes naturales, electrónica impresa o nuevos conceptos para empaquetar que sirvan en aplicaciones diarias, entre otros.

El papel 4.0 es la industria inteligente, la ciber-fábrica basada en la digitalización de los procesos de fabricación de celulosa y papel. Estos avances suponen una mayor eficiencia del uso de las materias primas y de la energía. Además, aportan una mayor flexibilidad con tiempos de fabricación más cortos. La nueva era del papel incluye la producción de nuevos productos papeleros inteligentes que ofrezcan creaciones personalizadas o la adaptación a las necesidades de los consumidores.

Uno de los nuevos recursos que sirve como sustitutivo al papel es el marketing emocional, centrado en apelar a los sentidos que conectan al consumidor con los valores de la marca por medio de un contexto digital y multicanal. Asimismo, destaca el nuevo fenómeno del embalaje que se ha convertido en el único contacto físico entre el mundo online y offline. Según los últimos datos de la CNMC, el consumo electrónico en España se situó en 2015 en torno a los 20.000 millones de euros. Las estimaciones de The Boston Consulting Group prevén que las ventas por Internet en España alcanzarán durante este este año 2016 un volumen de negocio de 24.700 millones de euros, por lo que triplicará la cifra de 2009.

Este sistema alternativo se ha convertido en un elemento estratégico en la gran distribución de compañías como Leroy Merlin. En ella, además de garantizar la protección de los productos, hay otras dimensiones a tener en cuenta que acaban impactando en los ratios de productividad, eficiencia y rotación del producto. Es un ámbito que exige de una estrecha colaboración entre distribuidores, fabricantes de productos y los suministradores del embalaje.

España, en reciclaje

En cuanto a la industria papelera, España es el segundo país europeo que más recicla, sólo superada por Alemania, según el informe de 2015 de Aspapel.

La industria especializada en el sector logró reciclar en 2014 un total de cinco millones de toneladas. Sin embargo, las exportaciones de productos papeleros, en países como China, crecieron un 34%, hasta las 891.600 toneladas. Un hecho que supuso la importación de 1,5 millones de toneladas de papel procedente de Francia y Portugal.

A pesar de ello, el último estudio refleja que el 70% de la tasa de recogida de los años anteriores se ha mantenido y ha garantizado el reciclaje de todo el papel que se recoge en España.

Los objetivos propuestos por la asociación en los próximos años se centran en mantener la tasa de recogida por encima del 72% y pretende llevar a cabo mediciones de calidad en, al menos, el 70% de los materiales que entren en la fábrica.

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