Empresas y finanzas

Golden State Warriors hace historia mirando al otro lado de la Bahía: un equipo con ideas de Silicon Valley

  • Joe Lacob transformó la franquicia gestionándola como una startup
  • En seis años, su valor ha pasado de 450 millones a 2.000 millones
Stephen Curry, estrella de los Golden State Warriors. Foto: Reuters

Los Golden State Warriors certificaron anoche la mejor temporada de la historia de la NBA: 73 victorias por tan solo 9 derrotas, superando el mítico récord establecido por los Chicago Bulls en el cénit de la carrera de Michael Jordan. Un equipo que hace apenas seis años fue adquirido por el inversor de capital riesgo Joe Lacob, quien ha transformado a la franquicia de Oakland en una organización que imita a la perfección a sus vecinas del otro lado de la Bahía de San Francisco: las tecnológicas de Silicon Valley.

El fenómeno de los Warriors va más allá de un número. Han cambiado el estilo de juego de la NBA liderados por Stephen Curry, un pequeño base de apariencia frágil que ha pulverizado su propio récord de triples. Una máquina engrasada que apunta a marcar época, no solo en la pista, sino también en los despachos. Como si de Google o Facebook se tratara, Golden State ha cambiado la forma de entender el baloncesto.

Y si Curry continúa por el mismo camino, amenaza a la gran leyenda del baloncesto, Michael Jordan, y a la marca que capitalizó su éxito en la cancha: Nike. De momento, la marca del quizá logotipo más famoso del mundo ha perdido a la gran estrella del momento por un rival mucho más pequeño, Under Armour. En la búsqueda del nuevo Jordan olvidaron que mejorar y evolucionar no es simplemente replicar las características mejorando, aunque sea levemente, el resultado. A veces hay que cambiar el paradigma como lo ha hecho Curry.

Pero más allá de Curry y otras estrellas como Klay Thompson o Draymond Green, parte del éxito de la franquicia de Oakland se debe a que está gestionada como una exitosa startup. Al menos así lo cree Lacob, veterano inversor tecnológico que en unas declaraciones recientes a The New York Times aseguraba que "estamos años luz por delante de cualquier otro equipo en estructura, planificación y en cómo vamos a afrontar las cosas".

Gestión de la franquicia

¿Pero en qué se diferencian exactamente? Desde luego, no es el primer equipo del que es dueño un multimillonario tecnológico. Paul Allen, fundador de Microsoft, compró en 1988 los Portland Trail Blazers y todavía no ha conseguido un preciado anillo. Mark Cuban, quien hizo su fortuna con el primer boom tecnológico, consiguió un campeonato con los Dallas Mavericks en 2011, aunque su gestión se caracteriza más por coleccionar jugadores a base de talonario y por una personalidad entre extravagante y polémica. Personalidad también es lo que caracteriza a Steve Ballmer, ejecutivo que lideró Microsoft y que en la actualidad posee Los Ángeles Clippers.

Los Sacramento Kings y los Memphis Grizzlies también están en manos de ejecutivos tecnológicos menos conocidos, mientras que equipos como los Detroit Pistons, los Philadelphia 76ers, los Milwaukee Bucks o los Atlanta Hawks también han sido comprados por inversores provenientes del mundo del capital riesgo y los hedge funds. En este sentido, Lacob, que en 2002 formó parte del grupo de personas que compró los míticos Boston Celtics, no parece una excepción.

De lo que presume en Golden State es de ser el primero en gestionarlo como una empresa de Silicon Valley. En la mayoría de los casos citados, se trata de multimillonarios que, tras haberlo sido todo en el mundo corporativo y con una fortuna detrás, se lanzan a comprar un equipo como su juguete, en algunos casos casi como pequeños dictadores. Este estilo de liderazgo es una de las primeras cosas que Lacob quiso evitar: mantiene un perfil bajo, confía mucho en sus asesores (muchas veces externos), fomenta la comunicación y continuamente evalúa los pasos que da.

No es un accidente

En su entrevista con el NYT, el inversor buscaba el crédito que piensa que merece. "Nada de esto ha sido un accidente, como no lo es que los grandes del capital riesgo construyan una empresa detrás de otra con éxito". Acostumbrado a estar empresas que no controlaba, Lacob trasladó esa visión a la franquicia. "En el mundo del venture capital lancé 70 compañías. También vi como mis socios hacían 200 operaciones. Son muchas empresas. Y en ello pensé cuando creé el consejo, cuando pensamos en la financiación", explicaba.

Un consejo en el que muchos accionistas minoritarios, a diferencia de lo habitual, tienen peso en las decisiones, especialmente Peter Guber, ejecutivo asociado a Hollywood y que fue el socio principal de Lacob a pesar de tener una participación mucho más pequeña.

Peter Guber (izq) y Joe Lacob (d), en el partido de ayer. Reuters

"Soy un escuchante profesional. Hay mucha gente lista en el mundo. Yo no soy el más listo, solo soy un integrador. La NBA no es diferente del mundo real. Puedo hacer lo que quiera, pero así no se trata a la gente", defendía. Un estilo que traslada a la gestión de los Warriors, destacando especialmente en la selección de las personas con las que trabaja, ya que sus procedimientos se salen gracias a su experiencia en todo tipo de compañías.

Elegir a la persona adecuada

Es el caso del general manager Bob Myers o del entrenador Steve Kerr. Cada uno de ellos se ha convertido en una pieza clave a pesar de que no parecían la opción ideal. Myers, que desde su cargo gestiona las altas y las bajas de la plantilla, es un licenciado en Derecho y erudito del baloncesto que trabajaba como agente de atletas. Una elección heterodoxa porque no contaba con experiencia previa pero que ha dado resultados: Myers fue elegido ejecutivo del año en 2015, cuando el equipo ganó el campeonato.

La elección de Kerr fue todavía más discutida, ya que llegó al equipo en 2014 sin experiencia alguna y después de unas temporadas buenas con el entrenador Mark Jackson, que fichó en 2011 y había devuelto al equipo a los playoffs. Pero Lacob quería alguien con más visión, un liderazgo distinto y que, como Kerr, a quien conocía personalmente desde hace años, supiera escuchar.

Igual que Myers, el nuevo entrenador no tenía experiencia en los banquillos aunque sí contaba con una larga carrera como jugador y muchos años junto al mítico Michael Jordan durante los años más gloriosos de los Chicago Bulls, justo la dinastía que quiere superar desde el banquillo con los Warriors. La elección de Lacob fue exactamente la misma que hubiera hecho en el caso de haber tenido que cambiar al CEO en una startup que funcionara bien pero que no estuviera sacando todo su potencial.

No obstante, la entrevista de Lacob también generó críticas: al igual que Jerry Reinsdorf y Jerry Krause, dueño y general manager de los Bulls de los 90, respectivamente, muchos vieron en su reivindicación un intento de autopromoción que olvida lo más importante del juego: los jugadores. Sin embargo, parece difícil que Curry hubiera explotado sin un entorno adecuado y un equipo hecho a su medida.

De hecho, es fácil recordar cómo el propio público del Oracle Arena, hogar de los Warriors, abucheó a Lacob cuando decidió traspasar a Monta Ellis en 2012, entonces estrella del equipo, para que Curry pudiera tomar el mando. Una decisión que el propio Lacob reconoce que no fue suya, sino de sus asesores. "Tenían razón", afirma.

Al fin y al cabo, los dueños son los que gestionan el dinero, y no es un tema baladí. En la NBA, con sus topes salariales y sus multas a los que gastan en exceso, tener un dueño dispuesto a pagar lo que haga falta por tener a los mejores jugadores es un extra importante. Y la visión de la gerencia se traslada a todas las capas: una de las primeras decisiones de Lacob fue reformar las oficinas, eliminando despachos y muros para fomentar la cooperación, muy al estilo de cualquier empresa de software.

El entrenador Steve Kerr escucha a Stephen Curry. Reuters

Un negocio redondo

Independientemente del peso que se quiera dar al papel del dueño, de lo que sí que puede presumir Lacob es que, como inversión, los Warriors han sido un gran negocio. Y un negocio que no muchos supieron ver. En 2010, cuando adquirió la franquicia, pagó 450 millones de dólares por ella, un récord entonces y que prácticamente todo el mundo criticó unánimemente como un exceso.

Un equipo que llevaba 35 años sin ganar un título -a decir verdad, sin ni siquiera tener opciones- en una ciudad pequeña como Oakland y con un estadio entre modesto, austero y envejecido. Una franquicia que parecía irrelevante por la que se pagaba una cantidad que nadie había pagado por cualquier otro equipo, y cuyo mayor éxito fueron los años del Run TMC, un estilo de juego alegre que desplegaron entre finales de los 80 y principios de los 90 cuando coincidieron en la cancha Tim Hardaway, Mitch Richmond y Chris Mullin.

Pero precisamente eso es lo que Lacob y Guber percibieron como una oportunidad: veían a los Warriors como una startup mal gestionada. Y el tiempo les ha dado la razón: hoy la franquicia está valorada en casi 2.000 millones de dólares cuando la media de la liga es de 1.250 millones, y están construyendo un estadio (autofinanciado, además) que se estima que añadirá otros 1.000 millones de valor, con espacio comercial y oficinas.

Según las estimaciones de Forbes, su valor aumentó un 46% en 2015, y eso antes de lograr el récord de victorias. Se trata ya de la sexta franquicia más valiosa, por detrás de los míticos New York Knicks, Los Ángeles Lakers, Chicago Bulls y Boston Celtics, nombres que con el boom de los 80 de la NBA se convirtieron en marcas globales. Y están cerca de superar a Los Ángeles Clippers en valoración, aunque éstos ingresan más que ellos (201 millones de dólares frente a 176 millones) y tienen un beneficio operativo mayor (57,6 millones frente a 20,6 millones).

Los números, sin lugar a dudas, dan la razón a Lacob, un contrarian que apostó todo por una franquicia y que cada día puede decir alto y claro que ha ganado. Igual que Under Armour, que apostó por Curry cuando sus tobillos amenazaban la carrera del que hoy es sin duda el jugador más importante de la NBA, dentro y fuera de la cancha.

Si Lacob volviera a su esencia de inversor y decidiera vender hoy, la rentabilidad obtenida sería un caso de estudio en las escuelas de negocios. Pero lo que se ha creado en Golden State quizá vaya mucho más allá de una cuenta de resultados.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky