La Comisión Europea respondió ayer positivamente a la última llamada de auxilio lanzada por el sector del acero europeo que, en boca de los Gobiernos nacionales, ha pedido una respuesta más contundente para evitar su colapso. Detrás de las quejas está la agresiva política de ayudas de China a la exportación para liberarse de los excedentes de acero que acumulan sus productores, y mantener así vivas sus firmas.
La CE dijo que comparte "muchas de las preocupaciones" que pusieron por escrito siete estados miembros (Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Polonia, Bélgica y Luxemburgo) en una carta enviada el pasado viernes a Bruselas, y en la que pedían acciones para "impedir el riesgo de colapso del sector". Según indicó la portavoz comunitaria, Lucía Caudet, el Ejecutivo comunitario "utilizará las herramientas que tiene a su disposición para apoyar al sector y garantizar una competencia justa."
Tal y como demandaban los Gobiernos nacionales, la CE promete utilizar "de una manera rápida y eficiente" las herramientas para la defensa del comercio.
Más aún, Bruselas se mostró abierta a las propuestas de las acerías para modernizar estas herramientas de defensa. Las organizaciones sectoriales se han quejado en los últimos días sobre la metodología utilizada por la CE, ya que recorta las tarifas muy por debajo de la caída artificial de los precios que intentan combatir. Bruselas también está dispuesta a utilizar el plan Juncker para apoyar la producción del acero europeo, e incluso se mostró sensible a las quejas sobre la desventaja que supone cumplir con las obligaciones del mercado de emisiones en un momento tan complicado.
La CE ya ha actuado en 34 ocasiones para proteger al sector, y ha tomado medidas en 14 ocasiones contra productos originarios de China. Además, tiene seis investigaciones en marcha y se esperan decisiones en las próximas semanas.