
Mauricio Endo, socio responsable de Infraestructuras en América del Sur de KPMG, considera que la región ofrecerá significativas oportunidades en el desarrollo de infraestructuras, con importantes programas de inversión en algunos países, como Brasil, Perú, Colombia, Panamá y México.
¿Cuáles son sus perspectivas sobre el sector de infraestructuras en Latinoamérica?
Tradicionalmente, la inversión anual de los países latinoamericanos ha rondado el 2 por ciento del PIB. Existe un gran déficit de infraestructuras, algo que es cada vez más importante debido a la bajada de los precios de las materias primas durante esta década. Los países productores de materias primas necesitan infraestructuras eficientes, especialmente cuando los precios de dichos productos bajan. La calidad de la infraestructura en países sudamericanos está por debajo de la media (Brasil ocupa el puesto 74 de 140 países, por ejemplo), mientras que algunos Estados centroamericanos están ligeramente por encima de la media, pero muy lejos de los países desarrollados. Mejorar la productividad y reducir los costes resulta crucial para que estos países aumenten su competitividad y sus exportaciones en el futuro. Existe un consenso sobre el hecho de que es necesario aumentar las inversiones en infraestructura en estos países hasta al menos un 5 por ciento del PIB anual para mejorar su competitividad y sus infraestructuras.
Los Gobiernos de la mayoría de países están intentando desarrollar grandes programas de infraestructura y también programas de concesiones/colaboración público-privada en autopistas, líneas ferroviarias, puertos, aeropuertos y energía para atraer a inversores privados e internacionales. También existen varios proyectos en transporte urbano e infraestructura social (hospitales, colegios y prisiones) en curso en varias ciudades de la región ya que la población se está concentrando rápidamente en las ciudades. En Brasil, más del 85 por ciento de la población total ya vive en ciudades.
¿Cómo afectará la crisis de Brasil al desarrollo de la infraestructura? ¿Se han suspendido proyectos en Brasil (alta velocidad)?
Ha afectado significativamente a proyectos tradicionales de obras públicas. Dada la disminución de los impuestos recaudados, todos los Gobiernos han parado la licitación de nuevos proyectos. Además, todos los proyectos de colaboración público-privada que exigen cuantiosas subvenciones públicas también se han aplazado, incluido el tren de alta velocidad entre São Paulo y Rio de Janeiro. No obstante, en 2015 se anunciaron algunos nuevos programas de concesión significativos, como el nuevo programa de inversión en logística (PIL 2) por valor de 198.000 millones de reales brasileños o un nuevo paquete de concesiones estatales por valor de 13.400 millones de reales brasileños cuya licitación se convocará en 2016.
¿Cuáles son las mejores oportunidades para ingenierías y constructoras en la región, especialmente para las españolas?
Brasil, Perú, Colombia, Panamá y México tienen una cartera significativa de proyectos de infraestructura en desarrollo en varios sectores, principalmente, en logística (autopistas, puertos, líneas ferroviarias, aeropuertos) y sector eléctrico. Las empresas españolas han desarrollado amplios conocimientos y experiencia en estos sectores durante los últimos 30 años y son además competidores fuertes en esos países gracias a su presencia histórica y a que comparten cultura e idioma.
Existe incertidumbre sobre la financiación de proyectos en algunos países. ¿Cómo pueden financiarse?
Muchos países se enfrentan a dificultades a la hora de financiar grandes proyectos de infraestructura en la región. En Brasil, el BNDES (el Banco de Desarrollo Brasileño) ha financiado la gran mayoría de los proyectos en las últimas décadas, pero a principios de 2015, el Gobierno brasileño anunció que el BNDES ya no podría financiar proyectos de infraestructura al nivel histórico del 70 por ciento de CAPEX. Disminuirá su aportación de forma significativa hasta reducir a la mitad este nivel e incentivará la financiación mediante mercados de capital (bonos y obligaciones de infraestructura). Una referencia interesante es Perú, donde el Gobierno ha desarrollado una estructura de garantías adecuadas y ha mitigado los riesgos de tipo de cambio al firmar contratos que estipulan el pago en dólares, algo que permitió financiar muchos proyectos a través de mercados de capital internacionales, como el de Nueva York.
¿Cómo pueden las constructoras españolas y latinoamericanas competir con las asiáticas (chinas, coreanas y japonesas, principalmente), que adquieren una cuota de mercado cada vez mayor debido a sus precios más reducidos?
Sí, hemos observado un aumento de la presencia de empresas asiáticas en la América del Sur. Además del precio, estas empresas tienen la ventaja de contar con más liquidez, así como apoyo y capacidad de financiación en el país de origen para sus proyectos, algo que supone una gran ventaja en el mercado latinoamericano actual. Sin embargo, las empresas asiáticas tienen mayores dificultades para asociarse con empresas locales y para comprender a fondo el entorno regulatorio, fiscal y cultural, lo que sí hacen las españolas.
Algunas empresas españolas comienzan a aliarse con constructoras asiáticas. Unas ofrecen calidad y experiencia, mientras que las otras ofrecen precios competitivos. ¿Qué opina sobre estas alianzas?
Las alianzas entre constructoras distintas son habituales en mercados internacionales y se utilizarán cada vez más en la región. Las empresas de construcción asiáticas y españolas se complementan y comenzarán a formar alianzas con más frecuencia. Hemos notado que también empiezan a plantearse alianzas entre las constructoras locales brasileñas y las chinas.