Empresas y finanzas

"Los accionistas de las 'telecos' son los más beneficiados con las fusiones"

Margrethe Vestager es, sin duda, una de las mujeres más poderosas de Europa. Algunas de las empresas más importantes (Gazprom, Google, Apple?) están en su punto de mira, mientras investiga todos los socios europeos por los dudosos acuerdos fiscales con multinacionales, incluido a su propio jefe, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Entre los casos españoles en sus manos destacan las ayudas de Estado a los clubes de fútbol. ¿Llegará pronto la decisión?

Esperaba haberla tenido para ahora, y no solo por esta entrevista (ríe). Especialmente porque hay mucho interés público. Desafortunadamente hemos tenido que considerar más información en algunos de los casos (hay siete clubes implicados).

¿Recurrirá la sentencia sobre las ayudas a los astilleros que tumbó el Tribunal de Justicia ?

Aún no hemos tomado una decisión.

La Comisión se ha opuesto tradicionalmente a reducir el número de competidores de cuatro a tres en los mercados. ¿Podría esta regla no escrita ser la razón para rechazar finalmente la adquisición de O2, filial de Telefónica en el Reino Unido, por parte de Hutchison?

No tenemos ninguna regla, ni escrita ni no escrita, tan solo estamos muy a favor de la competencia. Cuando valoramos una fusión o compra, hay que tener en cuenta que los mercados en Europa son aún muy diferentes, y lo importante es que después de una fusión haya todavía competencia. Además, la realidad respalda que si quieres innovación e inversión necesitas competencia.

Las 'telecos' dicen precisamente lo contrario, que necesitan unirse para invertir. ¿Está 100 por cien segura de que la posición liberalizadora de la Comisión fomenta la inversión?

Lo hemos visto en varios países. Por otra parte, es difícil encontrar pruebas que respalden que la consolidación de los mercados trae más inversión. Lo que vemos es que son los accionistas los que consiguen los beneficios, no los clientes.

En el tema de 'Luxleaks' de los arreglos fiscales entre países europeos y multinacionales, está investigando 300 casos. ¿Espera emprender acciones contra más empresas este trimestre?

Aún no lo sé. Lo que está claro es que también hay casos entre esos 300 arreglos fiscales que cumplen las normas, pero aun no hemos mirado todos.

El escándalo fue revelado por un confidente que ahora podría ir a la cárcel. ¿Qué le parece?

Para mí es muy difícil comentar porque no puedo hacer nada sobre ello. Los estados miembros tienen diferentes normas. Pero desde luego el caso de Luxleaks no habría salido a la luz de no ser por el confidente y por el equipo de periodistas de investigación. Ambos cambiaron juntos la dinámica sobre el debate de la fiscalidad empresarial en Europa, dándole la preeminencia que tiene en la agenda. Pienso que todo el mundo debería estar agradecido tanto con el confidente como con el equipo de periodistas de investigación.

¿Está a favor de que las firmas informen país por país sobre sus ingresos y los impuestos que pagan?

Personalmente estoy a favor de ello. Hemos hecho una consulta pública que nos ha dado resultados mixtos. Existen inconvenientes en este desglose país por país si se hace de manera muy compleja, o también se demanda a pequeñas empresas. Se tiene que encontrar la manera de hacerlo. Sin transparencia, creo que es muy difícil para las autoridades fiscales, para los periodistas y para los ciudadanos entender las transacciones de las corporaciones. Como muchos europeos también pienso que no solo algunas empresas deben pagar sus impuestos, sino todas las corporaciones.

En cuanto a la situación política, ¿deberían acudir los partidos tradicionales abiertos de miras a la negociación de coaliciones de gobierno?

Lo primero de todo un aviso muy claro: no estoy dando consejos a nadie. En Dinamarca tenemos la experiencia de coaliciones a lo largo de toda nuestra historia parlamentaria. No es algo a lo que te acostumbras en un abrir y cerrar de ojos, porque te da una cultura política diferente. Tienes que escuchar mucho, y negociar más aún, con tus socios de coalición y el Parlamento. Es muy diferente de la cultura política que se tiene con gobiernos mayoritarios con un solo partido, que dictan lo que va a pasar. Por lo tanto, lleva tiempo no solo hacerse a la idea sino también tener la cultura política para que funcione. Solo hay que mirar todas las preguntas que surgieron sobre si funcionaría cuando se formó la coalición de gobierno en el Reino Unido [en 2010] entre conservadores y liberales.

¿Quiere decir que los españoles van a tener que ser pacientes con sus políticos en este nuevo periodo?

(Ríe) Siempre es una buena idea ser paciente con los políticos para que puedan trabajar de una manera informada y con calidad. Pero las coaliciones no son algo que simplemente pasa. Hay una razón por la que algunos países han tenido una larga historia de gobiernos con un partido gobernando en mayoría, mientras otros países han tenido una historia de gobiernos de coalición, incluso de coaliciones en minoría, como ha sido Dinamarca. Pero ese ha sido nuestro caso. Hemos tenido 100 años para practicarlo, y aun no es perfecto.

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