Empresas y finanzas

Ignacio Rivera, consejero delegado de Estrella Galicia: "Hemos conseguido duplicar el tamaño durante la crisis"

Ignacio Rivera, consejero delegado de Estrella Galicia. | Enrique Blanco

Tras su regreso de México a finales del siglo XIX, José María Rivera Corral fundó en 1906 en La Coruña la fábrica La Estrella de Galicia, apostando por un producto, la cerveza, en aquel momento de consumo muy reducido. El negocio no paró de crecer, pero no fue hasta 2009 cuando se produjo el verdadero punto de inflexión, iniciando primero la expansión a nivel nacional y después el salto al exterior. Bajo la dirección de Ignacio Rivera, miembro de la cuarta generación, como consejero delegado, la empresa ha logrado duplicar en plena crisis su tamaño.

- ¿Cómo está estructurado el grupo y cuál es hoy su tamaño?

Facturamos 280 millones en 2014. La cerveza representa un 75% de las ventas. Además, tenemos una división de aguas con tres manantiales -Cabreiroá en Galicia, Cuevas en Asturias y Fontarel en Granada-, vinos con la bodega Ponte da Boga; una empresa de bebidas, Custom Drinks, que hace aguardientes, sidra y sangrías y, por último, tenemos también un negocio de distribución, trabajando para marcas como Red Bull, Schweppes o Granini y otras cervezas internacionales, como Miller.

- ¿Y están afrontando además un plan de desarrollo internacional?

Sí, hemos abiertos en los últimos años filiales en China, Japón, Filipinas, Estados Unidos y Brasil. Las primeras se abrieron en 2012 en Asia. La última ha sido en 2014 en Washington. El objetivo ahora es centrarnos en estos países. Pero, además, estamos exportando actualmente a unos 30 países. Principalmente, en Europa, estamos exportando a Alemania, Inglaterra y Portugal, aunque vendemos también en otros países. Y después estamos intentando distribuir también desde Brasil a Perú, Colombia, Chile y Ecuador.

- ¿Qué peso tiene el negocio exterior ahora mismo?

Todavía pequeño. Representa aproximadamente un 7% de las ventas. En 2006 teníamos unas ventas muy centradas en Galicia y fue en ese momento cuando iniciamos la expansión a nivel nacional. La idea no es competir en precio con marcas del distribuidor o cervezas baratas, sino con un producto diferente. El objetivo del actual plan estratégico es seguir creciendo en España y que las ventas fuera lleguen al 10% del negocio en 2017.

- Y en España ha habido también un crecimiento muy fuerte....

Sí, hemos duplicado la cuota desde el año 2009. Y hay que tener en cuenta que no empezamos a hacer campañas de comunicación a nivel nacional hasta 2011. Tenemos ahora ya un 5% de cuota en volumen y un 7% en valor. España es un país con un consumo de cerveza muy regional, donde en cada sitio hay una marca potente. Nos hemos posicionado como alternativa al líder en cada lugar. Eso, al margen de Galicia, donde somos la enseña más vendida.

- ¿Se ha doblado también la producción?

Sí, practicamente hemos duplicado el tamaño de la empresa en plena crisis, porque en 2006 estábamos en 96 millones de litros y en 2014 cerramos ya con 175 millones. Y la plantilla ha pasado igualmente de 500 a 900 personas. El objetivo es alcanzar en 2017, cuando acabemos el plan estratégico que empezó en 2015, los 220 millones de litros y llegar a una facturación de 350 millones.

- ¿Y cómo se ha podido crecer tanto durante la crisis?

La cerveza es un producto del que la gente no ha prescindido. Durante la crisis el consumo se desvió de la hostelería a la alimentación. Pero ahora ya se nota otra vez más presencia en los bares. El sector crecerá este año un 2,5%.

- A nivel internacional está habiendo un proceso de fusiones, ¿podría ocurrir también aquí?

Es cierto que a nivel internacional hay una concentración. La compra de Miller por AB InBev les permite controlar una de cada tres cervezas que se venden en el mundo. Pero España es un país atípico, es uno de los países con más cerveceros independientes y mi sensación es que aquí no hay un interés en que ocurra eso, que se produzca una concentración.

- ¿Y es fácil competir fuera con una concentración tan fuerte?

Un grupo como AB InBev cubre todo el mercado con multitud de marcas, pero nosotros contamos nuestra historia, de una empresa familiar de 110 años. Hacemos una cerveza diferenciada. Decir que haces cervezas premium, pero luego hay que demostrarlo. Nosotros tenemos hasta nuestros propios campos de lúpulo. Y eso es algo que el consumidor ha entendido, que es un producto de calidad.

- ¿Y como ve el fuerte crecimiento de las cervezas artesanales?

Es muy positivo porque se genera cultura cervecera y su crecimiento es espectacular. En EEUU tienen ya el 20% del mercado y aquí hay ya unas 350 cerveceras. Nosotros tenemos un espíritu de cerveza craft o artesanal.

- ¿Cuántas fábricas tienen y cuáles son los planes?

Somos partidarios de tener sólo una unidad productiva. Nosotros disponemos de la de La Coruña, con capacidad de 2,5 millones de hectolitros y la idea es ampliarla a 4 millones. Estamos negociando con el Ayuntamiento para que recalificar los terrenos y llevarnos a otra parte las actuales dotaciones deportivas. Invertiremos 150 millones en la ampliación, que debería estar en 2019.

- ¿Y hay planes de abrir fábrica en otros países?

Soñamos con tener una fábrica en Sudamérica y lo estamos discutiendo, pero todavía no hay nada cerrado. Si las cosas siguen bien, estoy seguro de que abriremos una para atender esos mercados.

- ¿Y estudian comprar marcas?

En cerveza es complicado porque hay mucha concentración y no hay muchas alternativas. En aguas sí podríamos incorporar alguna más. De hecho, en febrero de 2015 compramos Fontarel.

- ¿La empresa sigue siendo 100 por cien familiar? ¿Hay planes de dar entrada a un socio o de salir a bolsa?

Siempre ha sido una empresa familiar. Cada rama tiene un 20% y tenemos separado el órgano de gobierno de la familia del consejo de administración. No necesitamos socios porque tenemos un ebitda de 90 millones y el apalancamiento es de 0,15 veces. Además, la familia invierte mucho en el negocio.

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