
En 2013, Caprabo dio un giro estratégico y decidió volver a sus orígenes, buscando incrementar en sus centros el protagonismo del producto de proximidad.
Tres años después, durante los que Fernando Tercero, responsable del proyecto, se ha recorrido todas las comarcas catalanas para presentar la iniciativa a los productores e implicar a las tiendas, el balance es muy positivo.
La oferta de este tipo de productos en los supermercados de la cadena crece día a día, el cliente lo aprecia y, además, Caprabo ha conseguido eliminar el intermediario entre el productor y el consumidor, permitiendo que se recupere la complicidad entre ambos. Asimismo, ha ayudado a pequeñas explotaciones agropecuarias catalanas a vadear con destreza la crisis. En 2016, Caprabo continuará impulsando este programa, especialmente en gama de producto fresco -carne, frutas, verduras...- y seguirá afianzando lazos entre el productor y el cliente a través de ferias.
- ¿Por qué decide Caprabo dar este giro a su modelo de negocio?
Caprabo es una empresa catalana de más de 50 años, que nació en Barcelona. En 2013, tras la expansión iniciada en los años noventa y que continuó en 2000, decidimos mirar hacia dentro, hacia nuestro ADN, regresar a los orígenes y reforzar el trato con los productores locales. La iniciativa ha sido innovadora, porque ha permitido recuperar la forma en la que se hacían las cosas hace treinta o cuarenta años, y el trato directo entre el productor y el cliente.
- ¿Cuántos productores están integrados en el programa?
En estos tres años, hemos recorrido las 41 comarcas que existen en Cataluña dando la posibilidad a todos los productores locales de que se incorporaran. En este periodo, se han unido más de 260, que han supuesto 1.800 nuevas altas de productos en las tiendas de Caprabo.
- ¿El cliente también ha reaccionado positivamente? ¿Es activo comprando los productos que se producen más cerca de su vivienda?
La realidad que tenemos es que la respuesta está siendo muy positiva, especialmente en aquellas comarcas en las que existe un gran peso de la industria agroalimentaria. El año pasado, las ventas de los productos de proximidad han crecido aproximadamente un 30% en las tiendas en las que se han implementado. Es algo constante, gracias a la calidad y el reconocimiento a nivel local de estos productores, que son vecinos del propio pueblo, o de la propia comarca.
- En el caso del producto de proximidad, ¿se fija menos el consumidor en el precio?
Es cierto que cuando pusimos en marcha el programa la situación macroeconómica era malísima. Pero nosotros no hicimos una reflexión meramente económica, sino que queríamos apoyar la producción local. Fuimos contra la corriente, en un momento en que las grandes superficies optaban por los productos de bajo precio. Es verdad que el nivel de precios de productos de proximidad es superior, pero cuando lo relacionas con su calidad, el cliente lo valora. La realidad es que las ventas, sin hacer acciones promocionales, es creciente. El cliente suele probar el producto y, en muchos casos, existe sensibilidad hacia un productor determinado, que puede ser su vecino.
- ¿Han podido valorar qué impacto ha tenido el programa en los productores? ¿Les ha ayudado a pasar mejor estos años difíciles?
No tenemos datos concretos, pero sí que es cierto que muchos de ellos nos han comentado que hemos sido un balón de oxígeno para ellos y que han contratado gente para atender el aumento de demanda. En general, nos encontramos que es su primera entrada en la distribución moderna, lo que es un aprendizaje. De hecho, algunos de ellos ya entran en esta dinámica y se lanzan a preparar nuevos productos. Además, hay ciertas producciones de producto que, si no hubiera una salida para la venta, se abandonarían, por lo que estamos colaborando a que no se pierdan.
- Una de las actividades que han puesto en marcha son las ferias de producto de proximidad, ¿continuarán con ellas este año?
Sí. Empezamos a modo de celebración, pero las estamos impulsando y ya hemos realizado varias. Empezamos en Igualada, en la comarca de Anoia, que había sido industrial por excelencia y había sido muy castigada por la deslocalización. Nos juntamos con 14 productores y con mucho esfuerzo por parte de nuestras tiendas y organizamos la feria.
- También están trabajando con denominaciones de origen...
Lo primero que hicimos fue un proyecto con los productores que apoyan a la economía social, impulsando la discriminación positiva hacia cooperativas y junto a la federación de cooperativas agroalimentarias catalanas. A partir de ahí hemos ido dando pequeños pasos. De ahí viene el acuerdo con la Federación Catalana DOP-IGP para ser referentes en cuanto a la incorporación de estos productos.