
Los cuatro bancos griegos que acaban de recapitalizarse están obligados a recortar drásticamente sus actividades, tanto a escala doméstica como en el ámbito internacional. Dado que en los últimos años las operaciones bancarias en Grecia se han reducido en gran medida, y dado que la rentabilidad en el sector bancario ha pasado a ser un concepto más bien hipotético que real, los cuatro bancos sistémicos (Banco Nacional, Alpha Bank, Eurobank y Banco de Pireo) han entrado en una fase de reestructuración de sus planes estratégicos adoptándose a las nuevas condiciones.
Achicar sus actividades implica cierre de sucursales y filiales, despidos de personal y jubilaciones anticipadas, y también reducción de sus operaciones en otros países.
La revisión de la estrategia administrativa de los cuatro bancos se desarrolla en el marco del plan general de su reestructuración, de acuerdo con lo impuesto por la Dirección General de Competencia de la Comisión Europea; una revisión que se hizo necesaria tras su última recapitalización, que tuvo lugar a principios de diciembre.
Hasta finales del año 2017 los cuatro bancos están obligados a reducir su personal (unos 6.000 despidos en total de los 44.000 empleados con los que cuentan hoy) y el cierre de alrededor de 200 sucursales. Esta ola de recortes, sin embargo, no es la primera que impacta en el sector bancario griego, sino que viene como continuación de la importante contracción que sufre el sector en los últimos años.
Desde 2009, más de 20.000 empleados dejaron el sector bancario, la inmensa mayoría por despidos y cese de actividad de las entidades. Más de 1.500 oficinas han cerrado.
La reducción de las actividades de los cuatro bancos griegos no se limita a las fronteras interiores. Se extiende -y quizá con mayor furia en el extranjero- a otros países de los Balcanes y a Turquía, donde se encuentra el mayor núcleo de sus operaciones en el extranjero. Un problema al que se enfrentan es la falta de interés por comprar que existe por parte de entidades financieras del extranjero. Entre las alternativas para responder a este problema está la creación de nuevas estructuras, a las que se transferirían las filiales locales, y en las que podrían involucrarse también organizaciones mundiales como el Banco Europeo de Inversiones.
La alternativa más exitosa hasta el momento es la venta de filiales a entidades de otros países. El ejemplo más reciente, más exitoso y también más emblemático es la venta de Finansbank, filial del Banco Nacional de Grecia en Turquía, a Qatar National Bank.
En 2006 el Banco Nacional de Grecia había adquirido el 46% de las acciones comunes y el 100% de las acciones preferentes de la Finansbank a cambio de unos 2.774 millones de dólares norteamericanos. La semana pasada, la junta directiva del Banco Nacional decidió vender el 99,81% de sus acciones de Finansbank a Qatar National Bank, por un valor de 2.750 millones de euros.
El acuerdo prevé al mismo tiempo el pago de una deuda de 910 millones de euros de Finansbank hacia el Banco Nacional de Grecia, que eleva el valor de la compraventa a los 3.660 millones. Cabe destacar la participación de Goldman Sachs y Morgan Stanley como asesores financieros en la transacción.
Los beneficios de esta venta para el banco heleno serán múltiples. El acuerdo exitoso mejora los indicadores financieros clave del banco y lo convierte en la más poderosa institución financiera en Grecia, en términos de capital y liquidez. El Banco Nacional obtiene la capacidad de proceder a la devolución de la mayor parte de la ayuda estatal que recibió en la recapitalización reciente, unos 2.000 millones de euros en forma de bonos del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) mediante la emisión de bonos convertibles contingentes, y que, aparte, supone unos beneficios de 150 millones en base anual.
En paralelo, se espera que la mejora de los niveles de liquidez facilitará la liberación gradual por la Asistencia de Liquidez de Emergencia (ELA), que le provee el Banco Central Europeo.