
La Navidad ya está aquí, toca recibir y mandar esas tarjetas navideñas tradicionales (aunque cada vez más se estile el christmas vía mail). ¿Pero de dónde viene la tradición y como se expandió? Pues el origen está en la Inglaterra del siglo XIX, aunque, como en tantas otras cosas, fue en EEUU donde realmente explotó el fenómeno.
La revista del instituto Smithsonian recordaba recientemente la figura de Henry Cole, inventor, diseñador y educador inglés nacido a comienzos del siglo XIX. Eminente figura, solía mezclarse entre la élite victoriana, pero sus habilidades sociales le granjearon un problema: tenía demasiados amigos.
Dada la costumbre de enviar cartas tanto por Navidad como por Año nuevo, Sir Cole estaba ansioso, ya que no veía la forma de cumplir con las obligaciones de todo caballero inglés que se mereciera tal nombre. En el año 1843, Sir Cole, que pasaría a la Historia por ser el fundador del Museo de Victoria y Alberto en Londres, veía presa de la ansiedad como se apilaba la correspondencia, y debía responder.
Tiró de ingenio y pidió a un amigo suyo artista, J.C. Horsley, que imprimiera copias de una ilustración suya de una típica escena familiar navideña en una pequeña cartulina que incluyera una felicitación genérica: "Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo". Además, incluía una línea en blanco con un "De:" y otra con un "Para:". Había nacido el famoso christmas.
Cole y Horsley no se quedaron ahí, y decidieron que sería una buena idea venderlas, de tal manera que encargaron 1.000 ejemplares que vendieron por 1 chelín cada uno. Tras la idea llegó el negocio.
EEUU y el papel de Hallmark
Aunque con cierta polémica (la ilustración de la tarjeta incluía lo que parecían niños bebiendo vino), la idea fue ganando adeptos y saltó a EEUU, donde la primera tarjeta navideña la imprimió en 1875 un litógrafo de Boston llamado Louis Prang.
A finales del siglo XIX ya eran una moda en toda regla: había concursos, la gente las coleccionaba e incluso se hacían reseñas en los periódicos como sobre cualquier otra forma de arte. Solo Prang ya producía más de 5 millones de christmas al año por aquella época.
Pero no fue hasta 1915 cuando se estima, recuerda el Smithsonian, cuando comenzó lo que se puede considerar como industria moderna. Joyce Hall fundó una pequeña empresa de impresión de postales (muy de moda a principios de siglo) en Kansas y ese año publicó su primera tarjeta navideña. Posteriormente se le unirían sus hermanos Rollie y William, y la Hall Brothers Co. Reinventó el concepto, con tarjetas más grandes, dobladas por la mitad y metidas en un sobre, creando un nuevo standard.
Esta nueva modalidad triunfó, ya que la gente tenía más espacio para escribir. Nuevos diseños hicieron que los christmas se popularizaran enormemente tras la II Guerra Mundial, y artistas como Salvador Dalí realizaron tarjetas por encargo de Hall Brothers, ya renombrada como Hallmark, que sigue dominando el mercado global actual. Su icónica corona encima de la marca probablemente esté en alguna de las tarjetas que reciba este año.
Como curiosidad, una de las primeras tarjetas enviadas por Sir Henry Cole fue subastada hace más de una década, alcanzando el récord de 22.500 libras. Los coleccionistas británicos y estadounidenses se pelearon por un detalle: estaba dirigida a su abuela y a su tía y firmada por el propio Cole.