Empresas y finanzas

La UE reduce su ambición en el tratamiento de residuos

  • Permitirá generar 580.000 empleos nuevos
  • Los ahorros para las empresas alcanzan los 600.000 millones
  • Incluye modificar varias directivas

Bruselas ha presentado un Paquete legislativo sobre la Economía Circular -el aprovechamiento de los productos y materiales desde su fabricación hasta el final de su vida útil, poniendo el acento en la reutilización y el reciclado- con objetivos menos ambiciosos que los de otro Paquete similar retirado el año pasado, al poco de que tomaran posesión Jean-Claude Juncker y su equipo, precisamente con la intención de elaborar otro que aspirara a más.

Así, por ejemplo, si hace un año se marcaba para 2030 el objetivo de que un 70 por ciento de los residuos municipales se reciclasen, ahora esa meta ha bajado al 65 por ciento; si se planteaba reciclar el 80 por ciento de los envases, ahora se queda en el 75 por ciento; y si se quería prohibir totalmente el vertido de residuos reciclables, ahora se deja un margen del 10 por ciento.

El Paquete, amplísimo, propone la reforma de varias directivas, como la de vertederos, la de residuos en general o la de residuos de envases, y anuncia futuras propuestas legislativas, como una para el fomento la reutilización de agua o el refuerzo del ecodiseño de los productos. 

Por eso, algunos de los expertos consultados no se han atrevido a hacer una valoración sin haberlo estudiado con detalle. Otros, en cambio, indican que tampoco parece tan distinto del anterior Paquete y recuerdan que la intención original de la Comisión era dejarlo fuera de su programa de trabajo y que tuvo que rescatarlo ante las críticas. En cualquier caso, lo que parece claro es que se ha perdido un año entero mientras se cocinaba la revisión del Paquete original. 

Cerrar el círculo

La Comisión ha insistido en que frente al anterior Paquete, que se centraba en la fase final de los productos, el nuevo abarca todo su ciclo de vida, incluyendo por primera vez la fabricación -con medidas de innovación y ecodiseño-, que se suma al consumo y la gestión de los residuos y el fomento de mercados de materias primas secundarias. 

La Comisión también ha recordado que la UE cuenta con presupuesto para que el nuevo Paquete pueda aplicarse mejor: 650 millones de euros procedentes del programa Horizonte 2020 entre 2016 y 2017 -destinado a la investigación y la innovación- y otros 5.500 millones de los fondos estructurales para la gestión de los residuos en los estados miembro hasta el año 2020.

Las propuestas, además, cuentan con un calendario de aplicación y la promesa de un plan para desarrollar un marco de control que garantice su materialización en los 28. Otro plan, de acción, incluye medidas para eliminar los obstáculos que lastran los mercados de sectores o flujos de materiales específicos, como los plásticos, los residuos alimentarios -que quiere reducir a la mitad-, las materias primas críticas o la biomasa y los subproductos.

Adicionalmente, Bruselas promete oportunidades de negocio para atraer financiación privada, así como ayudas del Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas y una posible plataforma de apoyo a través del Banco Europeo de Inversiones.

Ahorro neto de 600.000 millones

La Comisión sostiene que la aplicación de medidas que eviten la generación de residuos, como diseñar los productos para facilitar el reciclado o aumentar su reutilización, puede transformen el ciclo comprar, usar y tirar y aportar grandes beneficios: alrededor de 600.000 millones de ahorro neto para las empresas, un 8 por ciento de sus ventas. Estas ganancias, además, se incrementarían con la generación de empleo -unos 580.000 puestos nuevos- y el ahorro de emisiones de CO2.

En los sectores concretos en que se han hecho estudios, como el de los vehículos industriales ligeros, se podrían ahorrar 6.400 millones al año en insumos de materiales, 140 millones más en costes energéticos y 6,3 millones de toneladas de CO2.

La UE pierde cada año unos 600 millones de toneladas de materiales contenidos en los residuos. Sólo se recicla un 40 por ciento de la basura doméstica, con índices nacionales que oscilan entre el 80 y el cinco por ciento, y sin que haya un método de contabilidad común.

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