Endesa ingresó 15.412 millones de euros y obtuvo un beneficio de 1.206 millones durante los nueve primeros meses del año, unas cantidades casi idénticas - 15.542 millones y 1.208 millones,respectivamente- que en el mismo período del año anterior, con una muy importante salvedad: en 2014 sus cuentas también estaban regadas por el negocio latinoamericano, que ahora depende directamente de su matriz, la italiana pública Enel.
Excluyendo esas aportaciones y centrando la comparación en las actividades continuadas en España y Portugal -sus únicos mercados-, el beneficio hubiera crecido un 62,7 por ciento y el resultado bruto de explotación (ebitda) un 11,5 por ciento, hasta 2.752 millones, muy cerca del objetivo de 3.000 millones del presente ejercicio.
Revisión del plan estratégico
A la vista de la evolución, la empresa presidida por Borja Prado presentará el próximo día 23 una revisión al alza de su Plan Estratégico, algo que ya hizo el pasado mes de marzo. No se espera que haya un dividendo extraordinario, pero sí "una actualización de los pagos de dividendo ordinarios", en palabras de Paolo Bondi, director financiero de la entidad.
Los resultados están impulsados por el negocio regulado, sobre todo en los territorios no peninsulares: el reconocimiento de que los impuestos a la generación en las islas pueden contabilizarse como costes, y desgravarse, dispara el ebitda un 480 por ciento, desde 54 millones en 2014 a 313 en 2015, a lo que hay que añadir la recuperación de una provisión de 162 millones de euros.
También influyen 184 millones de euros extraordinarios procedentes de una operación de derivados sobre el mercado europeo de emisiones de CO2.
A todo ello se suma la mayor demanda registrada -el ebitda del negocio de distribución aumentó el 1 por ciento, hasta 1.323 millones-, y un mayor uso de las centrales térmicas, tanto de gas, que subieron un 172,4 por ciento, como de carbón, que crecieron un 13,8 por ciento, y nucleares, que aumentaron un 6,4, lo que compensó la menor hidraulicidad: se redujo un 15,9 por ciento.
El negocio liberalizado, por el contrario, se redujo ligeramente un 2 por ciento, quedándose en 1.890 millones, pero aún así, según señala la compañía, se comportó mejor de lo previsto.
Otra partida que baja es la de los costes: lastraron un 3 por ciento menos, dato que baja hasta el 7 por ciento al ajustar efectos extraordinarios.
El flujo de caja, de 1.693 millones, superó las inversiones -761 millones-, lo que permitió reducir la deuda en 325 millones hasta dejarla en 5.095 millones; la liquidez actual cubre 32 meses de vencimientos.
Sin preocupación política
José Bogas, consejero delegado, indicó que la empresa no está "preocupada" por el resultado de las elecciones del 20 de diciembre, en las que los partidos de izquierdas están mostrándose contrarios a la generación nuclear o partidarios de reformar el mercado eléctrico. Sobre este punto, el ejecutivo afirmó que el mercado "funciona muy bien", "en niveles del sector de las telecomunicaciones", razón por la que no cree que haya motivos para la alarma.