
La estadounidense SDR Traveller ha lanzado al mercado la bolsa de viaje que cualquier gángster querría: ha sido diseñada para llevar exactamente un millón de dólares en billetes usados (ocupan mucho más que los nuevos). De segunda mano o no, por los 720 que cuesta la Hauly Heist la compañía ofrece mucho más que una bolsa de plástico -objetivamente- feo con un tamaño adecuado.
Además de su discreto color grisáceo y su acabado arrugado-pero-informal, factores ambos que permiten disimular el jugoso contenido, y además de contar con herrajes para poder llevarlas en bandolera, estas bolsas cuentan con equipamiento para bloquear frecuencias de radio.
Eso permite que cualquier dispositivo con conectividad que viaje dentro de la bolsa quede aislado. Entre las funciones que se nos ocurren están la de no tener que apagar el móvil al entrar al cine o la de evitar que se pueda rastrear el movimiento del dinero si el pagador tiene el feo detalle de incluir una baliza.
Si le parecen pocas funciones por 560 dólares, anote esta otra: el deslizamiento de la bolsa se ha probado con éxito en superficies de mármol pulido, lo que facilita las transacciones en lugares como estaciones de tren.
Y no. No se trata de una broma: aunque recurra al márketing peliculero, la firma las fabrica de verdad -el proceso para cada una dura varias semanas- y las vende de verdad, para aquellos 'profesionales', del tipo que sea, que necesitan mover mucho dinero en cash en entornos poco seguro.
Sin desvelar de qué material está hecha, SDR Traveller sólo informa de que su proveedor está entre los que cumplen las estrictas normas de EEUU para exportar armamento. Y sin explicar cómo nació la idea, SDR Traveller sólo cuenta que "las bolsas se diseñaron para trabajo de campo (sic), y para un cliente y un proyecto específicos".