
El consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, ha descubierto que ser amable es rentable. El millonario irlandés que en el pasado se mofaba de sus propios clientes calificándoles de "estúpidos" y de los ecologistas como "pajilleros mentirosos", es 500 millones de dólares más rico gracias a la nueva "ofensiva del encanto" lanzada por la compañía para mejorar su imagen pública.
O'Leary, de 54 años, tiene un 3,8% de participación en Ryanair. Los títulos de la aerolínea cerraron el miércoles en un máximo histórico de 14,66 euros, tras subir un 5% desde comienzos de la semana.
Arrastrada por la valoración de su cuota, la riqueza personal de O'Leary ha subido un 26% en 2015 y alcanza ya los 1.300 millones de dólares.
"Cada vez que vuelas en Ryanair, añades valor al precio de mi acción; añades valor a mi rentabilidad", afirmó el millonario en Dublín el pasado mes de septiembre.
"Necesito seguir siendo rico, porque voy a participar en una de las operaciones de cría de ganado más ruinosas de Irlanda, y porque voy a participar en una de las operaciones de cría de sementales más ruinosa de Irlanda", bromeaba el millonario: "necesito que todos los que estáis en esta sala voléis con Ryanair".
Ser amable es rentable
El valor de la aerolínea supera ya más del doble del que tenía en enero de 2014, cuando lanzó una campaña a todos los niveles para mejorar su relación con los clientes, permitiéndoles elegir los asientos en los que viajan, o lanzando una página web más sencilla de usar.
Recientemente, O'Leary ha extendido ese nuevo estado de ánimo empresarial al resto de compañías, y ha comenzado a ofrecer a sus rivales la posibilidad de comercializar conexiones para sus vuelos de largo radio.
O'Leary recibió los mandos de la compañía a comienzos de los 90 del magnate del leasing de aeronaves Tony Ryan (a su vez, otro millonario hecho a sí mismo).
O'Leary cambió su rumbo, y decidió convertir a la compañía en una especie de la Southwest de Europa, y comenzó a aplicar una política obsesiva de reducción de costes y aceleración de la rotación de aviones. También optó por simplificar al máximo la composición de la flota para abaratar el mantenimiento y el entrenamiento.
En el tiempo que media entre 1985, cuando la compañía contaba con una única aeronave en su inmovilizado, y la actualidad, Ryanair se ha convertido en la mayor aerolínea de bajo coste del contienente.
Calcula que, al cerrar el ejercicio fiscal el próximo mes de marzo, habrá transportado a 105 millones de personas. Eso es más que la suma de sus rivales EasyJet y AirBerlin (calculado por comparación con cifras entre octubre de 2014 y el pasado mes de septiembre).
Un payaso antipático
Algunas de las hazañas mediáticas más famosas de O'Leary se estudian en los manuales de relaciones públicas, como el llegar a una conferencia de prensa vestido como Robin, y conduciendo un Batmóvil, o presumir de haberse sacado la licencia de taxi para llegar antes al trabajo.
El ejecutivo también cometió por el camino errores de bulto con su histriónica política, al ridiculizar a los viajeros que no imprimían sus billetes o al atacar a quienes defendían el recorte de emisiones de dióxido de carbono. A juzgar por los datos de viajeros, el juego daba resultados... hasta finales de 2013.
Una ola de críticas en medios de comunicación, desatadas despúes de que se conociese que Ryanair había especulado a costa de un cirujano que necesitaba volver a su casa, pasto de un incendio en el que había muerto toda su familia, y había intentado cobrarle 200 dólares sólo por cambiar su vuelo.
Con presión añadida por el éxito de Easyjet en el segmento de viajes de negocios, O'Leary se hizo con un especialista en marketing que recomendó lo obvio: rebajar el perfil de la compañía.
Llegaron entonces las nuevas instrucciones al personal para ser más corteses con los viajeros, o la retirada de la política de asignación aleatoria de asiento y la reducción de las tarifas de equipaje.
Desde que la irlandesa comenzó a mostrar su mejor cara, el aprovechamiento de los vuelos no ha dejado de crecer y supera ya el 90% desde abril.