
Ejecutivos de los gigantes textiles H&M, Inditex y GAP han cancelado viajes a Dhaka, la capital de Bangladesh, después de los ataques en los que resultaron muertos dos extranjeros, y cuya autoría ha sido reclamada por milicianos de Estado Islámico.
Los proveedores de Bangladesh han querido enviar un mensaje de tranquilidad a un sector clave para la economía del país asiático, que factura cada año cerca de 25.000 millones de dólares en exportaciones textiles.
Los ataques, sin embargo, han añadido nuevas presiones a una industria que sufre de la competencia de otros países en vías de desarrollo en los que los salarios de los trabajadores son también muy pequeños, como Vietnam, Camboy y Myanmar.
La muerte a tiros de un cooperante de nacionalidad italiana y la de un nacional japonés, con apenas cinco días de diferencia, han obligado ya a Estados Unidos y Canadá a pedir a sus diplomáticos que no realicen más desplazamientos que los estrictamente necesarios.
Cita en Dubai
"Estamos siguiendo la situación en Bangladesh de cerca, y hemos tomado las medidas de seguridad apropiada. También estamos en contacto con otras marcas por esta situación", afirma la portavoz de H&M Anna Erikson.
Shahidullah Azim, un exportador de tejidos, asegura que algunos de sus clientes occidentales le han pedido que viaje a Dubai junto a las muestras, para encontrarse allí.
"Si esta situación con Estados Islámico persiste en el tiempo no sólo dañará a nuestros negocios, sino que también destruirá la imagen del país", afirma Azim.
El gobierno del país ha desechado sin embargo la posibilidad de que los atacantes, que perpetraron los dos asesinatos montados en motocicletas, sean de Estado Islámico, y acusa a la oposición de intentar desestabilizar al ejecutivo, un extremo que los opositores niegan categóricamente.