Rafael Villaseca, consejero delegado de Gas Natural Fenosa, anunció ayer que las exportaciones españolas de gas han bajado un 80 por ciento en relación al volumen que alcanzaron durante el año 2014, por la menor demanda de Asia y Latinoamérica.
Durante el año pasado, España, un país sin producción de gas digna de tal nombre, exportó 8.200 millones de metros cúbicos de gas -más de seis millones de toneladas- a mercados asiáticos y a Latinoamérica. El año anterior, la exportación fue de 5.800 millones de metros cúbicos. La razón de este aparente sinsentido está en la gran diferencia de precio que se produjo en los mercados internacionales de gas por culpa del desastre de Fukushima.
En el mercado del crudo la abundancia de buques petroleros permite que haya precios más o menos uniformes en todo el planeta, pero en el mercado del gas no es así: la escasez de buques metaneros da como resultado mercados regionales, dependientes del combustible que suministran los gasoductos.
Pues bien, cuando Japón apagó sus nucleares, disparó su demanda de gas y el precio del hidrocarburo en el sudeste de Asia: si hace un par de años en Europa costaba 8 euros el barril, en Japón costaba 14.
Como resultado, los comercializadores de gas aprovecharon para revender allí el gas que llegaba a España, en virtud de los contratos de aprovisionamiento a largo plazo, y que aquí no era necesario. Fue un buen negocio tanto para los operadores como para las regasificadoras y propietarios de tanques de almacenamiento, por los peajes cobrados con la descarga y la recarga del combustible en los barcos.
Sin embargo, el menor consumo en China y Japón ha reducido el precio en Asia: ahora está a 7,5 euros el barril -en Europa está a 6- y el negocio se reduce a gran velocidad. Además, en Latinoamérica, el otro destino de las exportaciones españolas, las temperaturas están siendo más suaves que otros años y también ha bajado la demanda.
Villaseca hizo el anuncio durante unas jornadas organizadas por el diario Expansión.