
Un consorcio formado por GMV Innovation Solutions, la Fundación Prodintec y la Universidad Politécnica de Milán, ha probado con éxito un sistema de redes para capturar satélites artificiales fuera de uso y evitar que choquen contra otros ingenios espaciales o, en el peor de los casos, caigan a la superficie terrestre en zonas habitadas.
Las pruebas se han realizado en condiciones similares a las del espacio, durante vuelos parabólicos de un Airbus A-310. En dichos vuelos, durante 22 segundos hay condiciones de ingravidez, y se han aprovechado para lanzar las redes contra la maqueta de un satélite. De las 31 parábolas ejecutadas, tras varias aproximaciones, consiguió atinar en 15 ocasiones. Próximamente se probará el sistema a bordo de un cohete atmosférico, con más tiempo sin gravedad.
Las pruebas forman parte del programa Espacio limpio, de la Agencia Espacial Europea (AEE), que abarca entre 2013 y 2016 y está dotado con 60 millones de euros.
Basura espacial
La AEE está preocupada por el elevado número de basura que flota en el espacio desde que comenzó la carrera espacial con el lanzamiento del Sputnik en 1957. En la actualidad, se vigilan con regularidad más de 12.000 objetos orbitales, de los que sólo el 6% están operativos y un 56% son fragmentos de satélites que se han ido desintegrando. Su idea es capturarlos y lanzarlos a la atmósfera de un modo controlado, para que se desintegren al caer o se estrellen en zonas no habitadas.
Todavía no se ha producido un número relevante de colisiones con la basura espacial -menos de 10, accidentales o provocadas-, pero la AEE calcula que hay entre un 7,5% y un 11% de probabilidades de que se produzca alguna durante los próximos 50 años.
Los daños que puede causar un impacto son enormes: un fragmento de 10 centímetros desintegra un satélite entero, si tiene 1 centímetro deja inoperativa la nave y con tan sólo 1 milímetro afecta a sistemas auxiliares.