
Una nueva plaga del hongo Fusarium, que causa la llamada enfermedad de Panamá, se está propagando con tal rapidez en las cosechas de plátanos que ya ha hecho pensar pensar en la posibilidad de que pueda acabar con esta fruta por completo. Y la cuestión no es baladí, porque se trata de una situación que ya se vivió hace más de medio siglo.
No es la primera vez en los últimos años que saltan las alarmas a raíz de esta cepa de hongo, aunque por ahora se ha conseguido detener su avance en todas las ocasiones. Ahora, ha llamado la atención la rapidez con la que está saltando de un punto del globo a otro. Hasta el momento, ha afectado ya a plantaciones en Ásia, África y Australia, y ha sido esta última la que ha acabado por cimentar de nuevo la preocupación por la plaga de Fusarium actual, según apunta Bloomberg.
Se trata de un hongo que se descubrió en la década de 1990 y que se extiende fácilmente con la ayuda de los propios trabajadores del campo (suciedad en los zapatos, en los neumáticos de camiones o contenedores de transporte), así como a través del agua. Y aunque aún no ha llegado al mayor exportador, Ecuador, la compañía Fresh Del Monte ya la ha calificado de una "gran pesadilla".
El origen del problema
Y es una pesadilla con antecedentes. En la década de 1950, la industria platanera se enfrentó a la casi completa desaparición de la variedad Gros Michel, la primera en ser cultivada a gran escala en América del Norte y Europa, debido a una enfermedad. Y la industria sobrevivió gracias al cambio a una variedad diferente, la Cavendish, que es la que hoy por hoy come la práctica totalidad de consumidores de esta fruta en el mundo.
Este es, destaca Bloomberg en su artículo, el origen fundamental del problema. El mercado mundial depende de una sola raza de plátano, lo que lo hace altamente vulnerable. Si bien hay más de 1.000 tipos de plátanos, muchos se consumen en el lugar en el que se cultivan o no son comestibles. Los exportadores encontraron en la variedad única la forma perfecta de unificar los costes y controlar los precios lo máximo posible. "El monocultivo, la dependencia de una sola raza de plátano que hace que todo esto sea posible (el funcionamiento de una industria a nivel global) también hace que la fruta sea muy susceptible a alteraciones" y a enfermedades, afirma Dan Koeppel, autor del libro Plátano: El destino de la fruta que cambió el mundo.
La variedad Gros Michel sucumbió ante la cepa de Fusarium a la que la Cavendish, su reemplazo global desde 1960, era resistente. En la actualidad, no existe una variedad alternativa a la Cavendish, según señalan los expertos. "La historia se repite", asegura Koeppel. "Si nos fijamos en el mapa, esta enfermedad (de Panamá) está en marcha", añade.
Es por eso que los principales productores latinoamericanos están tomando medidas para limitar el riesgo. Dole Food ha afirmado que la enfermedad todavía no ha hecho aparición en el continente americano ni en África occidental, de donde proceden las importaciones de la compañía. Además ha explicado que está investigando el desarrollo de un plátano resistentes a las enfermedades. Por su parte, Fresh Del Monte asegura también que ninguna de sus plantaciones en América Latina ha sido contagiada y que está tomando medidas para evitar que el material contaminado llegue a sus granjas y patios de contenedores.