
Mire a su chaqueta o a sus pantalones, y fíjese en la cremallera. ¿Ve escrita en ella las letras YKK? Pues no se extrañe, porque es normal: son las siglas de Yoshida Kogyo Kabushikikaisha, un fabricante japonés que concentra nada menos que el 70% del mercado mundial.
Los secretos del éxito de una compañía que es capaz de triunfar en un mercado que hace ya tiempo que alcanzó la madurez, y de hacerse con semejante cuota fabricando productos de poco valor añadido, han sido examinados varias veces en detalle por los expertos en management empresarial.
Como en muchas compañías niponas, esas claves podrían resumirse de forma burda y siguiendo el cliché de las empresas niponas, en una sóla: la calidad de su producción. Pero lo cierto es que detrás de esta empresa hay toda una filosofía organizativa bautizada como el "ciclo de la bondad".
Su artífice es el fundador de la empresa, Tadao Yoshida, que desde 1934 se ha preocupado de mejorar hasta la naúsea su proceso de fabricación, y que sostiene que "nadie prospera a menos que proporcione a los demás un beneficio".
Tan fácil de decir como difícil de llevar a la práctica, puesto que YKK no sólo es conocida entre sus clientes (entre los que están algunas de las marcas de moda más prestigiosas del planeta y varios gigantes de la distribución textil) por los bajos costes, sino también por la resistencia de sus productos, la fiabilidad de sus entregas o la amplitud y la profundidad de su gama de productos.
Y por encima de todo ello está la obsesión de su fundador, todo un manitas, por controlar al completo el proceso de fabricación, hasta el punto de ser su propio fabricante de la maquinaria que utiliza, aparatos que nunca vendería a la competencia y las bases de cuya tecnología guarda celosamente.
El resultado, tal como informa Slate, es que los diseñadores y fabricantes que quieren asegurarse de que sus lotes no terminan siendo devueltos por defectos en un componente tan simple -y tan crucial- como la cremallera, no aceptan trabajar con nadie que no sea YKK. Por eso, poco importa si los consumidores son o no conscientes de sus decisiones de compra: siete de cada diez cremalleras han salido de las manos de Yoshida.