
A veces, ir contra la ley puede ser una buena estrategia para un negocio que empieza y aspira a ser grande. En muchas ocasiones, nuevas ideas, nuevos negocios o nuevas formas de entender las interacciones chocan de lleno con la ley y el poder ya establecido. Aún así, no son pocas las empresas que han llegado a lo más alto a pesar de chocar con regulaciones o grupos de presión.
Tal y como analiza el semanario The Economist, la tensión entre grandes innovadores y reguladores ha sido intensa desde siempre y actualmente incluso es mayor. Un buen ejemplo puede ser Uber. Esta empresa proporciona a sus clientes una red de transporte a través de una aplicación móvil que conecta a pasajeros con conductores que han registrado su vehículo en dicha 'app'.
Poco tardaron en aparecer las protestas de los taxistas, que se escudan en la regulación y en el cumplimiento de ciertas normativas para argumentar la ilegalidad de este negocio. Aún así, Uber se ha conseguido establecer con éxito en varias partes del mundo.
Razones para el conflicto
A grandes rasgos, se puede decir que hay dos razones principales que están detrás de este aumento de las tensiones entre la ley, las empresas establecidas y las nuevas compañías innovadoras. La primera es que muchas de las nacientes compañías están sabiendo aprovechar muy bien la tecnología para ganar cuota de mercado de una forma rápida, agresiva y barata. El uso de páginas webs, redes sociales o aplicaciones para móviles permite que muchos usuarios se conecten entre sí con un coste muy bajo.
Además, estas empresas pueden ofrecer precios mucho más competitivos porque no incurren en muchos gastos para cumplir la ley. Mientras que los hoteles tienen que cumplir con ciertos requisitos de seguridad, limpieza o personal, Airbnb permite alquilar habitaciones sin ningún tipo de control, más que la confianza entre arrendador y arrendatario.
La segunda razón reside en los fuertes incentivos que existen para que estas nuevas empresas crezcan lo más rápido posible, aunque ello conlleve saltarse la ley. Por ejemplo, el profesor Benjamin Edelman (Harvard Business School) explica que YouTube debe su éxito a esta estrategia. Esta 'red social' de vídeo nació junto a otras muchas sobre año 2005.
Pero fue YouTube la que creció más rápido y se hizo con el mercado, porque permitía que los usuarios subieran a la red todo tipo de vídeos, tuvieran o no derechos de autor. Este riesgo, que 'a posteriori' le ha costado algunas sanciones económicas, permitió que ganara la batalla a Google Video que era más exigente con los contenidos de que se subían a su plataforma.
Conseguir el apoyo social
Los defensores de esta forma de actuar explican que proporcionan un mejor servicio, además de que luchan contra el poder y los intereses establecidos de grandes empresas que llevan años incrustadas en la sociedad. Esta estrategia consigue a veces que la opinión pública se vuelque a favor de estos emprendedores y finalmente la ley termina adaptándose a estas empresas o terminan siendo interpretadas de forma favorable para ellas.
Una vez que está compañías consiguen apoyo, ingresos y estabilidad pueden hacer frente a las multas por incumplimientos de la ley. También pueden contratar a personalidades importantes que hagan presión sobre las autoridades o que proporcionen una mejor imagen para la empresa. Uber, por ejemplo, ha contratado a David Plouffe, el que fuera uno de los principales asesores de Barack Obama.
Adaptarse o morir
Esta estrategia también tiene sus riesgos, por lo que muchas veces acaban adaptándose. Aunque estas empresas en su comienzo 'pisotean' la ley en algunos casos, con el tiempo y según se van afianzando en la sociedad comienzan a flexibilizar sus políticas y adaptarse a la legislación (o la legislación a ellos). Uber ya está preparado para competir aunque se vea obligado a convertir a sus conductores en empleados con contrato.
MyClean, es un ejemplo de esto. En sus inicios, esta empresa, que relaciona a limpiadores del hogar y clientes, hacía contratos por día y hora a sus empleados. Ahora, tiene a su personal contratado de forma legal y a largo plazo.
Entre los casos más sonados de start-ups de éxito que no pudieron sobrevivir destaca el caso de Napster, web pionera en el intercambio de archivos musicales que no pudo sobrevivir a las demandas judiciales.
Quizá por eso, aunque la estrategia de ir contra la ley pueda dar frutos para crecer en un primer momento, para tener un éxito duradero es díficil mantener esta postura siempre. YoutTube, sin ir más lejos, ahora cumple y comparte sus beneficios con los mismos creadores que en un principio le demandaban.