Empresas y finanzas

Con obstrucción de izquierda se abre debate para privatizar GDF

París, 7 sep (EFECOM).- Con más de una hora de retraso debido a las tácticas obstruccionistas de la oposición de izquierdas, la cámara francesa de los diputados abrió hoy un reñido debate sobre el proyecto de ley de privatización de la gasista Gaz de France (GDF), preludio indispensable para su plan de fusión con Suez.

La perspectiva de las elecciones presidenciales dentro de siete meses da un cariz muy político al examen de este proyecto de ley, que también transpone a la legislación gala la directiva europea por la que el mercado de la energía se abrirá plenamente en la Unión Europea desde el próximo 1 de julio.

A tono con las más de 137.500 enmiendas, un récord absoluto en la historia de la V República, que han presentado para tratar de bloquear el texto sobre la privatización de GDF, diputados socialistas y comunistas multiplicaron los obstáculos de procedimiento para retrasar el inicio del debate.

Además de repetidas suspensiones de sesión, exigieron conocer la carta enviada en agosto por la Comisión Europea a GDF y Suez con sus reservas al plan de fusión e insistieron, además, en que el debate se posponga hasta que Bruselas se pronuncie en noviembre.

Una copia de la carta estaba a disposición de los diputados desde hace una semana para leerla en la comisión de asuntos económicos.

Resuelta a hacer de este debate importante para el futuro energético de Francia "la madre de todas las batallas", la izquierda exigió que la cámara se reuniera a puerta cerrada para que se leyera la carta de Bruselas.

Una petición que no ocurría desde hace "60 años", en palabras de un legislador, y que fue rechazada por 220-105 votos, ya que el partido conservador gobernante, UMP, tiene la mayoría absoluta.

El portavoz parlamentario de la UMP, Bernard Accoyer, dijo que la oposición de izquierdas mostró con esta petición que no renunciará a "nada" para impedir el debate y afirmó que reclamar la lectura del documento europeo estaba "fuera de lugar e inútil" porque de lo que se trata aquí es la privatización de GDF, no su fusión con Suez.

En ese argumento insistió el ministro de Economía y Finanzas, Thierry Breton, al defender el proyecto, por el que el Estado podrá reducir su participación en GDF del 80% actual a un 34% (la minoría de bloqueo), y tendrá además una "acción específica" (acción de oro) para vetar toda venta de activos estratégicos (redes de transporte, terminales metaneros y almacenamiento).

Breton aseguró que esta formula no suscita problemas con la Comisión Europea.

El proyecto de fusión entre GDF y la sociedad franco-belga de energía y servicios medioambientales "no es la pregunta planteada hoy" a los diputados, sino que se trata de dar a la empresa gasista "la posibilidad de hacer alianzas para ir hacia adelante y asumir sus misiones de servicio público, proteger al consumidor y dar seguridad al abastecimiento energético" galo, recalcó Breton.

Tras evocar la aceleración de la concentración del sector en Europa, dijo que "si no nos movemos, GDF tendrá dificultades para negociar" con los productores y estará en desventaja frente a otras empresas que "sí habrán hecho mejores alianzas".

Consciente de las reservas de varias decenas miembros de la UMP hacia la privatización de GDF, el ministro dijo que entendía a quienes deseaban eludir un tema "tan exigente" a pocos meses de las Presidenciales, y que "aplazar la respuesta" a los desafíos sería "debilitar a GDF y penalizar a Francia".

El líder del Partido Socialista (PS), Francois Hollande, replicó pidiendo "solemnemente" que se posponga el debate hasta las Presidenciales, ya que a unos meses de esas elecciones "no se puede decidir el fin del servicio público. Es demasiado grave".

El proyecto es "peligroso", porque "pone en peligro la independencia energética, la seguridad de abastecimientos, el servicio público y el poder adquisitivo de los franceses", y "precipitado" porque el Gobierno quiere privatizar GDF "sin saber en qué condiciones, en qué forma y para qué", dijo Hollande.

Argumentó también que el texto es inaceptable por diversas razones, incluso "morales", porque el Gobierno se comprometió en 2004 a no reducir la parte del Estado en GDF por debajo del 70%.

El examen del texto debe finalizar en la cámara el 22 de septiembre. Pese a la guerra de trincheras de la izquierda, el primer ministro, Dominique de Villepin, dijo a la prensa que no quiere recurrir al arma constitucional, que permite cortar el debate y adoptar un proyecto sin voto, a menos que prospere una moción de censura. EFECOM

al/jj

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