
El Consejo de Revisión de Inversiones Extranjeras australiano (FIRB) ha retrasado la autorización de la venta de la constructora John Holland, filial de Leighton, perteneciente al Grupo ACS, a China Communications Construction Company (CCCC). Ambas empresas sellaron el acuerdo a principios del pasado mes de diciembre por 1.000 millones de dólares australianos (cerca de 770 millones de euros).
La operación quedó pendiente de que el regulador australiano diera su visto bueno, que el mercado esperaba para finales de febrero. La multinacional china comunicó a la Bolsa de Hong Kong que estaría cerrada antes del 31 de marzo. Sin embargo, este plazo se superó ayer. Al parecer, el FIRB se ha topado con algunas complicaciones regulatorias derivadas de los contratos que John Holland tiene con el Departamento de Defensa de Australia.
De acuerdo con Australian Financial Review, el supervisor aún dedicará unas semanas más a estudiar la operación. No obstante, tanto la compañía con sede en Hong Kong como la filial del grupo que preside Florentino Pérez se muestran convencidas de que obtendrán la autorización y podrán culminar la compraventa a finales de abril.
John Holland es el principal proveedor del Departamento de Defensa australiano en servicios de construcción, con contratos por valor de 570 millones de dólares australianos al cierre de 2014 (alrededor de 430 millones de euros). Su relación se remonta a más de 60 años y la compañía ha trabajado en proyectos sensibles para la seguridad del país que han requerido la supervisión y la autorización de la Inteligencia australiana. Unos trabajos que una vez se apruebe la operación pasarían a estar bajo el control de la compañía asiática.
El plan de Fernández Verdes
El último gran contrato -más de 80 millones de euros- que John Holland firmó con el Departamento de Defensa de Australia es la transformación de los cuarteles Robertson (DLTP), situados en Darwin, al norte del país, que implica la construcción de once nuevos edificios en la base militar y un acceso por carretera. Esta operación es una de las patas sobre las que se sustenta el plan de reestructuración que Leighton, la filial de ACS que capitanea el, previsiblemente, futuro sucesor de Florentino Pérez, Marcelino Fernández Verdes, impulsó el verano pasado para simplificar su estructura, reducir deuda, ganar rentabilidad y centrarse en sus negocios tradicionales.
Estos objetivos se verían truncados en el caso de que el regulador australiano se opusiera a esta operación, por la que, junto con la de la mitad de la división de servicios a Apollo, culminada ayer, Leighton prevé pagar un dividendo extraordinario a sus accionistas a finales de la próxima semana.