Empresas y finanzas

Anil pierde la batalla fratricida de los Ambani

Fernando A. Busca

Nueva Delhi, 7 sep (EFECOM).- Mukesh, el mayor de los dos hermanos Ambani, se perfila cada vez más claramente como el ganador de la batalla fratricida que mantiene con Anil, con las élites política y empresariales indias como testigo.

Poco más de un año después de que la disputa entre los hermanos Ambani por el control de Reliance, uno de los mayores conglomerados empresariales del país, se resolviera con la división de la compañía, Anil no hace más que encontrarse con problemas cuando acude a las instancias políticas para suavizar la carretera con baches de la burocracia india.

Y, a su juicio, la culpa es de su hermano Mukesh.

Recientemente, Anil, el más carismáticos de los dos hermanos y el que más premios de gestión ha recibido, percibe que la influencia política de la que solía gozar pierde intensidad.

Se ha reunido con ministros, con la secretaria general del gobernante Partido del Congreso, Sonia Gandhi, e incluso con el primer ministro, Manmohan Singh.

Todos le han escuchado, pero no han hecho nada.

Según se cuenta en los mentideros del mundo de los negocios indio, los problemas entre los hermanos más ricos del país comenzaron con una disputa entre la esposa de Anil, Tina, una ex actriz de Bollywood, y la mujer de Mukesh, Nita.

Posteriormente las pequeñas rencillas familiares de los hermanos, que vivían bajo un mismo techo en Bombay (oeste de la India), franquearon el límite de lo personal para pasar a los negocios.

Anil quiso ser elegido diputado como independiente por el estado de Uttar Pradesh bajo el paraguas del Samajwadi Party y lo logró, una jugada que no gustó nada a su hermano, quien pensaba que un empresario no debía adscribirse políticamente a ningún partido para conservar la independencia.

Poco tiempo después de ser elegido, Anil consiguió la licencia para construir una gran planta de gas en el estado norteño de Uttar Pradesh.

El golpe de Anil a su hermano vino cuando el Departamento de Telecomunicaciones de Uttar Pradesh multó a Reliance Infocomm, el proyecto fetiche de Mukesh, por una irregularidad aireada por la prensa al parecer a instancias de Anil.

El enfrentamiento se fue calentando cada vez más, hasta que el gran conglomerado fue dividido entre los dos hermanos: Mukesh se quedaría con el buque insignia del grupo, Reliance Industries, y la petroquímica IPCL, mientras que Anil controlaría Reliance Infocomm, Reliance Energy y Reliance Capital.

Desde entonces Anil no ha tenido más que problemas en sus contactos con las clases políticas a la hora de lograr que los proyectos echen a andar.

Se ha frustrado su proyecto de gasoducto en Kakinada, ha recibido dos concesiones menos de las que esperaba para extraer metano de un subsuelo de carbón y le fue negado el proyecto de modernización de los aeropuertos de Nueva Delhi y Bombay.

Esta situación pone aún más difícil la puesta en marcha de su gran proyecto de venta de contenidos como música, películas, canales de cable y juegos por teléfono móvil, televisión y PC.

Anil tiene la red de fibra óptica, pero necesita que el titular de Comunicaciones, Dayanidhi Maran dé su visto bueno a lo que en la industria se conoce como "la conexión de la última milla", algo que parece poco probable después de que el ministro anunciara hace menos de un mes que de momento no hay decisión.

Pero a pesar de todos los problemas el pequeño de los Ambani no se arruga.

Esta semana el diario Business Standard anunciaba sus planes para ampliar la presencia de Reliance en el mercado de la distribución, desde cadenas de farmacias hasta supermercados, pasando por un conejo dentro de la chistera del imprevisible Anil: el proyecto de colaboración con la gigantesca cadena de cafeterías estadounidense, Starbucks. EFECOM

fab/psh/mdo

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