A pesar del riesgo inminente de una quiebra de Atenas, y su salida "accidental" del euro (o Grexident), los líderes de la UE no tienen previsto discutir los problemas de liquidez heleno cuando mañana se reúnan en su cumbre habitual de primavera. Grecia ha creado una comisión de expertos con el fin de auditar la deuda pública.
En lugar de mirar cómo evitar el primer default de la Eurozona, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE discutirán la unión energética o las tensiones con Rusia. Para ellos, el Eurogrupo lleva la voz cantante. Más aún, las instituciones europeas han dado de momento un portazo a la solicitud del primer ministro griego, Alexis Tsipras, de discutir en los márgenes de la cumbre cómo cubrir sus obligaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros prestamistas.
Según informaron fuentes comunitarias a El Economista a última hora de la tarde, de momento no se contempla la posibilidad de organizar la reunión que el griego había pedido con los presidentes de la Comisión Europea, del Consejo Europeo, del Banco Central Europeo, además del presidente francés François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel.
Según informaron otras fuentes europeas, la propia Merkel podría haber saludado la propuesta, aunque su bendición no era suficiente. La canciller se reunirá por primera vez a solas con Tsipras en Berlín el próximo lunes, con los problemas de liquidez como principal asunto sobre la mesa. El griego también tiene previsto viajar hasta Moscú para reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, en abril.
Los europeos dan poco margen al Gobierno griego para autorizar un pago adelantado de los 7.200 millones que quedan en el rescate, hasta que no se cierre el paquete de reformas que debe presentar Grecia antes de finales de abril como tarde. No obstante, las discusiones sí que continuarán en un grupo de trabajo, con la mirada puesta en los más 1.000 millones que sí que puede aprovechar Tsipras este año.