
El despilfarro de Caja Madrid y Bankia antes del rescate de 22.400 millones de euros no se limitaba a las tarjetas irregulares, los regalos de relojes de alta gama o a créditos a bajo precio a sus consejeros. Los coches de lujo formaban parte de los artículos más codiciados por la cúpula de la entidad para su uso y disfrute. Cuanta más comodidad mejor, costara lo que costara.
A finales de 2013, según un documento enviado por la aseguradora Willis a la Audiencia Nacional sobre el conjunto de pólizas del grupo, Bankia contaba con una flota de 183 vehículos. No todos eran de alta gama, pero entre el listado aparecen cuarenta y dos Audi y once BMW, además de varios Volvo y Mercedes.
Según estimaciones de varios expertos consultados por este periódico, el valor conjunto de todos estos automóviles podría alcanzar los 7 millones, aunque el precio depende de las prestaciones de cada uno de los vehículos. En el listado aparece un coche similar al que adquirió el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa por cerca de medio millón de euros, y que posteriormente vendió la entidad.
La marca preferida de la cúpula directiva era Audi. En el informe elaborado por la aseguradora hay catorce A8, cuyo coste medio rondaba los 100.000 euros (en conjunto en torno a 1,5 millones de euros; diecisiete A6, por cerca de 70.000 euros cada uno (1,2 millones en suma); y una docena de A4. En total, los Audi que utilizaba la alta dirección de Bankia, ascendían a más de 3,2 millones.
¿Quién los pagaba?
La mayor parte de estos automóviles eran de gran cilindrada, llegando a los 450 caballos de vapor (CV) y con todas las comodidades de un automóvil de lujo.
Entre más de la decena de BMW destaca uno de ellos. Se trata de un 760 High Security (serie 7), que pudiera ser el adquirido por Miguel Blesa en 2009, sustituto del A8 que disponía hasta el momento. El expresidente de Caja Madrid habló del coche en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados tres años después, en 2012, asegurando que él no tomó la decisión y criticando de hecho el tener que ir en un vehículo como ese. "Créanme -seguro que algunos han ido en coche blindado- que no es la cosa más cómoda del mundo", afirmó ante los diputados.
Buena parte de la flota que tenía Bankia antes del rescate procedía de la era en que Blesa fue presidente. De hecho, muchos de los Passat de gama media-alta son modelos de 2009, último año en que estuvo en la presidencia y fecha en la que libró una batalla con la Comunidad de Madrid para mantener el sillón en la entidad. En el listado del informe al que ha tenido acceso este periódico aparecen 45 Wolkswagen Passat.
Algunos directivos de la entidad cargaban bajo la presidencia de Blesa los gastos de los coches de lujo o incluso algunas mejoras adicionales tanto a la retribución variable como a las tarjetas black, que no se declaraban luego a la Agencia Tributaria.

Uno de ellos era Mariano Pérez Claver, es directivo de la caja y fue posteriormente presidente del grupos SOS y de la cadena hotelera NH. Pérez Claver remitió en febrero de 2009 un correo al entonces director financiero de la entidad, Ildefonso Sánchez Barcoj, que no dejaba lugar a dudas respecto a las prácticas que se llevaban a cabo: "Ildefonso, [...] Prefiero que el exceso del coche (21.800 euros según tu dato) lo deduzcas del límite de la tarjeta en lugar de la variable. Gracias".
Pérez Claver que ocupó la presidencia de la Corporación Financiera Caja Madrid entre los ejercicios 2003 y 2009 recibió un Mercedes Clase SL 500 Cabrio, de 338 CV y que estaba valorado en más de 96.000 euros.
La flota de automóviles de Bankia antes del rescate se complementaba con coches de menor valor, como Renault, Toyota, Mazda, Citröen, Nissan, y unas cuantas forgonetas, además de por varias Oficinas Móviles, que servían para dar servicios en pueblos sin sucursales.
En 2012, la aseguradora Willis, cuya filial en España presidía Jaime Castellanos -con el que Rodrigo Rato trabajó en Lazard- presentó una propuesta de seguro conjunto que incluía la composión en ese momento de la flota.
De acuerdo con dicha propuesta, el seguro correría a cargo de Mutua Madrileña por un importe de 203.968 euros. Eso significaba un ahorro del 18 por ciento respecto al seguro que había contratado anteriormente con Mapfre, por parte de Caja Madrid, y con Caser y Zurich, por parte de las demas entidades que integraron Bankia.