
Pese a los intentos del primer ministro nipón, Shinzo Abe, por presionar a las grandes corporaciones del país para que eleven los sueldos de sus empleados de cara a nuevo año fiscal para tirar del consumo, el mensaje no ha calado del todo. Uno de los titanes japoneses, Sony, ya ha anunciado que no solo no va a subir sueldos sino que los va a bajar.
Sony está atravesado una profunda reestructuración y se ha visto forzada a recortar sus previsiones de beneficio seis veces en los últimos dos años. Ya a principios de año avisó de que revisaría las remuneraciones de su plantilla por primera vez en una década, aunque no dio más detalles.
Y ahora ha reiterado su intención: "En estos momentos estamos estudiando varias cuestiones, en función de la difícil situación en la que se encuentra Sony", ha asegurado la compañía a la agencia Reuters. En este punto han defendido que el "actual sistema de recursos humanos fue instaurado hace unos diez años, así que es tiempo de una revisión".
Entre abril y septiembre, la primera mitad de su año fiscal, la compañía registró unas pérdidas netas de 109.200 millones de yenes (733 millones de euros, al cambio actual), siete veces más que en el mismo periodo de 2013, lo que le llevó a corregir al alza su pronóstico para el conjunto del ejercicio.
Según estima, perderán 230.000 millones de yenes (cerca de 1.544 millones de euros), muy por encima de su anterior previsión de unos números rojos de 50.000 millones de yenes, lastrado por el deterioro del negocio de telefonía móvil.
En función de estos malos resultados y orientada a los beneficio, como explicó la propia empresa, en febrero anunciaron 5.000 despidos hasta 2015 y han acometido significativas transformaciones como recortar las líneas de producción de televisores y teléfonos móviles para reducir costes o no renovar con la FIFA.
Intentos frustrados de Tokio
Las rebajas de sueldo son una práctica poco frecuente en un país extremadamente proteccionista con el trabajador donde, además, la cultura corporativa está altamente integrada en la sociedad. La tradición abraza la idea de trabajar en la misma empresa durante toda la vida, lo que se acompaña del reconocimiento a la experiencia.
Una realidad que en los últimos dos años ha sido avivada por el primer ministro, Shinzo Abe, quien ha instado repetidamente a las empresas a aumentar las retribuciones base de sus empleados y a destinar más dinero a la inversión.
Los retos se acumulan a la puerta de Abe, que ha convocado elecciones anticipadas en el país, que se celebrarán este mes de diciembre, después de retrasar hasta 2017 una segunda subida del IVA, prevista para octubre de 2017.
Abe llegó al poder en diciembre de 2012 con promesas de reactivar la economía con su polémico programa de reformas fiscales y estímulos económicos conocido como 'Abenomics', sin embargo los resultados no han sido los esperados. De hecho, el país ha entrado en recesión tras contraerse el PIB un 0,4% en el tercer trimestre del año.