El folleto de salida a bolsa maquillaba las cuentas de BFA, matriz de Bankia. El informe de los peritos del Banco de España solicitado por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu sobre Bankia es demoledor. El peritaje pone en entredicho el papel de los directivos de la entidad tanto en la época de Rodrigo Rato como en la de José Ignacio Gorigolzarri, actual presidente de la entidad, cuestionando también el papel desempeñado por su antiguo auditor, Deloitte, que ignoró una decena de errores en Bankia para avalar las cuentas.
Según el informe, "las cuentas anuales de 2011 individuales y consolidades de Bankia y BFA que se reformularon respectivamente el 25 y el 28 de mayo no expresaban la imagen fiel de estas entidades debido a la existencia de ajustes de importancia material no contabilizados". Incluso las cuentas del Banco de Valencia falseaban la realidad.
Esas cuentas fueron formuladas por Rato. No obstante, los peritos, independientes del Banco de España, cuestionan también los cambios realizados posteriormente por Goirigolzarri. Así, señala que la reformulación hecha en mayo de 2012 "no cumple la normativa del Banco de España debido a la existencia de errores contables", referidos fundamentalmente a los créditos inmobiliarios.
Deterioro de los activos inmobiliarios
La extensa documentación analizada por los peritos ha desvelado "discrepancias que prueban retrasos en el reconocimiento contable del deterioro" de la entidad. Según las conclusiones del informe, "los administradores y directivos del grupo tenían capacidad y experiencia para interpretar los datos y extraer conclusiones sobre el deterioro de los activos inmobiliarios". De hecho, se insiste en que "si alguien podía conocer el deterioro de los activos inmobiliarios eran los empleados de Bankia, que llevaban décadas gestionando préstamos a promotores e hipotecas a particulares".
La contabilización definitiva de la combinación de negocios tras la fusión de cajas que dio origen a Bankia reconoció deterioros por activos por 3.931 millones de euros, de los que 498 millones fueron por Banco de Valencia, 1.747 millones por inversión crediticia y 1.686 millones por activos adjudicados.
Los peritos indican que había unos riesgos procedentes de Caja Madrid que contaban con toda la información necesaria, "por lo que no se entiende la falta de registro de su deterioro". No obstante, señala también que había otros con origen en las entidades restantes que conformaron Bankia, de los que se alega falta de información, "aunque lo cierto es que trataba de riesgos antiguos repetidamente auditados".
Salida a bolsa: BFA inviable
Respecto al precio de la salida a bolsa, se asegura que la fijación del mismo "no fue un modelo de concurrencia, pues se realizó en base a las ofertas realizadas por 29 grupos económicos, algunos incluso con relaciones de dependencia respecto al grupo BFA". En este sentido, los expertos del supervisor han detectado "compras inexplicables, realizadas por acreditados (inversores) con riesgos refinanciados y retrasos generalizados en el pago de sus cuentas". De hecho, llama la atención que hubiera ventas por parte de estos inversores inmediatamente después del debut bursátil, lo cual "pone en duda el interés real" de los mismos.
El precio fijado -3,75 euros por acción- que suponía un descuento sobre el valor contable del 74%, "volvió inviable a BFA al romper el grupo fiscal y dañar la recuperabilidad de sus cuantiosos activos fiscales y al causar una gran pérdida del valor de su participación en Bankia, en perjuicio de sus accionistas y acreedores, principalmente los tenedores de obligaciones suboordinadas y participaciones preferentes, así como el propio Frob". En 2013, tras la nacionalización de la entidad, todos estos inversores perdieron gran parte del dinero desembolsado en la compra de estos productos.