Empresas y finanzas

Las empresas con directivos adictos al golf presentan un menor rendimiento y valor de mercado

Es habitual ver a los altos mandatarios, véase el propio presidente de Estados Unidos, Barck Obama, y otros tiburones de Wall Street disfrutar horas y horas de sus juegos de golf. Un deporte arraigado entre los altos empresarios que podría estar convirtiéndose en una adicción nada beneficiosa para la productividad de los directivos estadounidenses.

Según un estudio realizado por Lee Biggerstaff, de la Miami University, David Cicero, de la Universidad de Alabama y Andy Puckett de la Universidad de Tennessee, el rendimiento de los consejeros delegados y altos directivos puede medirse en relación con las horas que éstos pasan en el campo de golf.

Los resultados del estudio, obviamente, no favorecen a los empresarios que han hecho de este deporte un compromiso ineludible. Según los autores, que eligieron el golf como referencia dado a que la mayor parte de los directivos lo eligen como su actividad favorita y éste implica un compromiso de tiempo elevado, las compañías con directivos que pasan más horas en el campo de golf cuentan con el peor rendimiento de sus empresas.

De hecho, los autores del informe dicen que aquellos CEO´s que juegan más de 22 rondas de golf al año son aquellos que dirigen compañías con un menor rendimiento y valor en el mercado. Algunos de los directivos del análisis llegaron a jugar más de 100 rondas anuales, un tiempo que evidentemente les aleja de sus responsabilidades en la oficina.

Aunque muchas veces los directivos utilizan las excusa de jugar al golf como forma de hacer negocios o cerra acuerdos, "es poco probable que la cantidad de partidos de golf sean extrictamente necesarios para apoyar el cierre de acuerdos", apunta el estudio. Entre otros descubrimientos, el número de rondas que un consejero delegado suele emplear en jugar al golf suele estar correlacionado negativamente con los cambios en la rentabilidad de la compañía para la que trabaja.

El informe cita ejemplos concretos, haciendo referencia a informaciones publicadas en el Wall Street Journal, como el de Jimmy Cayne, el ex consejero delegado de Bear Stearns, que pasó entre 10 y 21 días fuera de su oficina jugando al golf en julio de 2007, el mismo mes que dos de sus fondos quebraron y destaparon la crisis financiera de 2008.

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