
Uber, la polémica compañía que ha revolucionado al sector del taxi en toda Europa por su servicio de alquiler de coches con conductor que escapa a la regulación actual de transporte terrestre, ha dado un paso más en su frenética carrera por copar el mercado y ha anunciado que su aplicación para móviles incluirá pronto la posibilidad de compartir trayectos entre particulares.
El funcionamiento de UberPool, que así se llamará el servicio, será parecido pero no idéntico al que ya prestan otras herramientas que permiten poner en contacto a personas que van a realizar un viaje en coche y que disponen de espacio de sobra en él, con aquellas que no disponen de vehículo pero están dispuestas a compartir los gastos del trayecto.
Esa es la esencia del servicio actualmente prestado por plataformas como BlaBlaCar, aunque en este caso la premisa es que el conductor no debe ser un profesional, sino un particular.
En UberPool, lo que los clientes compartirán es el servicio habitual de Uber, que es prestado por un profesional sin licencia, pero que realizará varias recogidas de clientes en un mismo viaje, en lugar de una sola como hasta ahora.
Uber, más low-cost
En pocas palabras, la compañía americana ha cogido su servicio de taxi-no-regulado, y lo ha salpimentado con un toque low-cost. Según cálculos de la propia empresa multinacional, los usuarios podrían ahorrar un 40% sobre las tarifas actuales de Uber, que ya son un 40% inferiores al servicio de taxi en Estados Unidos.
Lo que no está claro es cómo afecta este cambio a los conductores afiliados al sistema de Uber, ni si recibirán una remuneración adicional por recoger a varios pasajeros en un mismo trayecto.
Con este último movimiento, la multinacional riza así el rizo e incrementa las dudas acerca de la regulación que le debe ser aplicable. El Gobierno, que hace sólo unos días se ponía de perfil y desviaba a las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos la responsabilidad de desarrollar una normativa específica, ha dado a entender en varias ocasiones que los servicios con gastos compartidos no estaban en el punto de mira de la administración.