
Carreteras, instalaciones petrolíferas, hospitales, trenes, complejos turísticos... el lavado de cara que prepara el país azteca lo ha puesto de moda entre los grupos constructores.
Las habilidades de construcción demostradas por las civilizaciones maya y azteca siguen maravillando al mundo hoy en día. Pirámides como la de Chichén Itzá en la Península del Yucatán o los restos de las calzadas que construyeron para unir su territorio e impulsar el comercio son sólo algunos de los ejemplos que demuestran el esplendor que llegaron a alcanzar estos dos pueblos antes de la llegada de los españoles.
Hoy, sin embargo, la realidad en México es muy diferente. El país sufre un importante déficit de infraestructuras que amenaza incluso con ralentizar su desarrollo económico.
El problema no es baladí y por eso el actual presidente, Enrique Peña Nieto, que a partir del lunes estará en España de visita, ha concentrado buena parte de sus esfuerzos en impulsar proyectos con los que modernizar las infraestructuras. Como resultado, la administración que dirige presentó hace apenas un mes el Programa Nacional de Infraestructuras 2014-2018. Una auténtica declaración de intenciones donde se recogen inversiones cercanas a los 440.000 millones de euros para más de 700 proyectos, en áreas como el transporte, la energía, la sanidad, el agua o el turismo.
Con semejantes volúmenes no es de extrañar que los grupos constructores de todo el mundo, con mención especial para las firmas españolas, quieran llevarse algunas de las decenas de licitaciones que el Gobierno y las distintas regiones del país ya han puesto en marcha o prevén lanzar durante los próximos meses.
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Todo ese desembolso, sin embargo, no corresponderá exclusivamente al Estado. Un 37 por ciento de los fondos serán aportados directamente por el sector privado gracias al impulso de modelos de colaboración público privada. Por sectores, un poco más de la mitad de la inversión, 415.000 millones, irán a parar al sector energético. Así, Peña Nieto quiere impulsar el desarrollo de nuevos yacimientos de petróleo (Golfo de México) y gas natural, modernizar refinerías y mejorar la red de gasoductos del país con el objetivo de reducir las importaciones de gasolinas y de otros combustibles.
Entre los planes del Gobierno también se cuenta el apoyo a las energías renovables, para lo que se han aprobado proyectos de construcción de dos plantas hidroeléctricas, seis parques eólicos y 15 campos fotovoltáticos.
Carreteras
Como una parte de este plan integral el Ejecutivo azteca ha incorporado el Programa de inversiones en infraestructura de transportes y comunicaciones 2013-2014, presentado hace casi un año por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Con un presupuesto cercano a los 74.000 millones de euros, esta iniciativa destina algo menos de la mitad de esa cantidad, cerca de 33.000 millones, a invertir entre más de 200 proyectos de transporte (carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos). Dentro de todos estos proyectos los más destacados son, sin duda, los de carreteras. Un ámbito para que se destinarán más de 20.000 millones de euros para ampliar calzadas y construir nuevas autopistas que alivien los problemas de tráfico de las grandes poblaciones y carreteras que sirvan para conectar las zonas rurales más apartadas.
La mayoría de estos proyectos están licitándose en estos momentos y varias son las empresas españolas que o bien ya se han llevado un contrato o están pujando por uno de ellos. La que más éxito ha tenido hasta ahora ha sido OHL. El grupo dirigido por Villar Mir resultó adjudicatario hace unas semanas del proyecto de construcción y explotación de la Autopista Atizapán-Atlacomulco, valorado en 540 millones de euros. Este contrato supone un importante paso al frente para la compañía en México, un mercado estratégico, según ha declarado en numerosas ocasiones Villar Mir. No en vano, la filial mexicana del grupo controla 18 concesiones en el país, de las que 12 son autopistas. En total, la empresa tiene bajo gestión más de 800 kilómetros.
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Al margen de este contrato, OHL también cuenta con ejecutar las obras de construcción del segundo nivel de la autopista Ciudad de México en Puebla, valoradas en 622 millones. Este contrato lo habrían asignado las propias autoridades de la región para indemnizar a la española después de quitarle hace varios años el proyecto de construcción de la carretera Libramiento Poniente cuando éste se encontraba parcialmente ejecutado.
Otra de las empresas que está apostando fuerte por México es Sacyr, muy concentrada en ganar presencia dentro del mercado de carreteras en países Latinoamericanos.
No obstante, la firma dirigida por Manuel Manrique se encuentra muy activa dentro de este segmento en Chile y Colombia, dos países donde también se han puesto en marcha grandes proyectos para modernizar sus infraestructuras de transporte
Turismo
Como argumento fundamental para muchas de las obras en infraestructuras se encuentra el turismo. México pretende multiplicar el número de visitantes que recibe cada año en busca de las cálidas aguas del Caribe y de muchos de los restos arqueológicos más imponentes del planeta.
Por este motivo, el Gobierno destinará cerca de 10.000 millones de euros a la construcción de nuevos complejos turísticos y para mejorar los servicios a los visitantes. Asimismo, incluido dentro del plan de transportes también se recogen varias iniciativas para la construcción de nuevas terminales portuarias con las que aumentar el número de cruceros que podrían hacer parada en las ciudades costeras más turísticas del país.
En ese afán las autoridades también ejecutarán durante los próximos cuatro años el primer tramo del tren transpeninsular, que atrasará la península de Yucatán desde Mérida hasta Playa del Carmen, parando por el camino en Valladolid y otros puntos de interés turístico. Este proyecto, no obstante, también se ha pensado para facilitar a los habitantes de la zona los desplazamientos por el territorio, famoso por la densa selva que lo ocupa.
Atención social
La construcción de nuevos centros hospitalarios y las ayudas para la compra de viviendas es otro de los puntos con más recorrido dentro del plan nacional de infraestructuras y reflejan la preocupación del Gobierno por mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos. De esta forma, durante los próximos cuatro años se construirán varios hospitales en Ciudad de México, centros de diagnóstico y se reforzarán los servicios de los centros existentes para aumentar su capacidad el la calidad de la atención.
Por último, el sector portuario también será destino de los esfuerzos económicos para mejorar la red de puertos del país y sus accesos viarios y ferroviarios. Aquí, la obra más destacada será la ampliación del puerto de Veracruz que pasará de una capacidad de 22 millones de toneladas de carga a 34 millones, gracias a la construcción de nuevas dársenas y mediante el dragado de una zona del puerto para ganar más profundidad. Todas estas obras tendrá un coste aproximado de más de 1.300 millones de euros.
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Con todas estas iniciativas planificadas para los próximos años, México promete situarse entre los países con las mejores infraestructuras del mundo para el futuro, lo que sin duda le ayudará a ganar competitividad en el reñido mercado internacional y, por supuesto, a mejorar la calidad de vida de sus habitantes.