
La petrolera mexicana Pemex ha cerrado la colocación del 7,86% del capital de Repsol por un total de 2.091,5 millones de euros, según ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En esta operación, adelantada ayer, Pemex se ha desprendido de 104.057.057 acciones, a un precio de 20,10 euros por título. La mexicana dice que salió de Repsol por "diferencias" con su dirección.
Petróleos de México había encargado la colocación, que se ha realizado entre inversores cualificados, a los bancos Citigroup y Deutsche Bank, según indica en la nota remitida al regulador de la bolsa.
La salida de la petrolera mexicana tenía que producirse antes de octubre y se realiza apenas unos días antes del cobro del dividendo extraordinario de 1 euro por acción que este viernes repartirá la compañía que preside Antonio Brufau, para hacer más atractiva y fácil la venta.
Pemex es un socio histórico de Repsol -desde 1990- y hasta ayer figuraba como su tercer accionista, por detrás de La Caixa (12,97%) y Sacyr (9,53%), con una participación del 9,49%.
El precio de la operación está un 3,6% por debajo de los 20,86 euros a los que cerró ayer la petrolera española, cuyos títulos han estado suspendidos de cotización hasta pasadas las 10:00 horas de la mañana. A su regreso al parqué, las acciones de Repsol han registrado una caída de más del 3%, acercando el precio al descuento aplicado en la venta de las acciones de Pemex.
Esta desinversión, junto a la salida definitiva de Argentina tras el acuerdo de indemnización por la expropiación de YPF, permite a Repsol resolver uno de los principales escollos para el inicio de una nueva etapa empresarial.
Largo desencuentro
Las desavenencias entre Pemex y la dirección de Repsol comenzaron en 2011, cuando la empresa mexicana se alió con Sacyr, entonces presidida por Luis del Rivero, para sindicar sus acciones e intentar hacerse con el control.
Posteriormente y tras el fracaso de la operación, que supuso la salida de Del Rivero de la constructora, las relaciones entre ambas compañías se normalizaron gracias a un acuerdo de estabilidad.
Sin embargo, el conflicto se reabrió cuando Pemex intentó intermediar entre Repsol y el gobierno argentino para alcanzar un acuerdo de compensación por la expropiación de YPF, una oferta que fue rechazada por la empresa española al considerarla insuficiente.
Posteriormente, en noviembre del pasado año la dirección de Pemex comenzó a criticar públicamente a la dirección de Repsol al considerar que los resultados económicos de su inversión en la empresa española no cumplían con sus expectativas.
Pemex llegó a negar su apoyo al equipo del presidente, Antonio Brufau, en un Consejo de Administración y en la última Junta General de Accionistas de Repsol, celebrada a finales de marzo, votó en contra del blindaje de la petrolera ante posibles segregaciones de sus negocios.